Se me ocurrió este cuentito
cuando esperaba llegar a la caja del super…
Dice así, dos puntos:
Un rebaño de ovejas habitaba algunas casas en el medio de un barrio repleto de lobos y chacales.
Contrariamente a lo que se supone, los integrantes de esta comunidad llevaban una vida bastante tranquila pues los depredadores
se odiaban mutuamente y estaban ocupados en mostrarse continuamente los dientes (actividad, por demás desgastante y que les insumía la mayor parte del día quitándole el tiempo y las ganas de dedicarse a otras cosas.)
Pero cierto día, sin que aparentemente mediara ninguna circunstancia importante, los chacales perdieron su fuerza
y debieron claudicar ante los lobos.
Ciertamente, los derrotados habían hecho muchas cosas muy mal para que esto les ocurriera pero no será aquí en donde
analicemos esos errores.
La mayoría de las ovejas festejaron el triunfo de los lobos
ya que siempre habían sentido que ellos eran más buenos
que sus contrincantes.
Sin embargo, algunas más sensatas, se preocuparon
por el nuevo panorama barrial pues vieron el fin de
esta contienda como algo peligroso.
“Hagamos una muralla bien alta para evitar
que los lobos entren en nuestras casas.” dijeron éstas pocas.
“Para qué si por fin ganaron los buenos?” acotaron otras.
Para colmo, cuando las ovejas debatían sobre este nueva realidad,
el jefe de los lobos se apersonó en sus casas con una bandera blanca diciendo “Ovejas del barrio, venimos en son de paz.
No es necesario que construyan murallas
pues nos guían las más nobles intenciones.
Los demonios han sido derrotados
y es tiempo de que todos sepamos que somos iguales ante Dios,
que podemos convivir en armonía y compartir los frutos
que la naturaleza nos da.”
Está demás decir que los lobos se comieron
una a una a todas las ovejas.
Fin de la historia.
Nota:
Cualquier semejanza con la realidad en materia de política internacional de países centrales y periféricos
y a la globalización...
Y lo que refiere a nuestro país...
Es pura coincidencia.
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