Tiene 15,5 metros de alto y se extiende a lo largo de 205 metros.
En la mente de los vecinos de la localidad japonesa de Fudai quedará para siempre como el muro que les salvó del tsunami del pasado 11 de marzo.
Gracias a él se salvó la escuela que está a pocos metros y el pueblo
de 3.000 habitantes fue el único de la costa que no tuvo que lamentar víctimas (salvo un pescador despistado).
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