Homo sapiens (ma non troppo) nace con un cerebro con una densa red
de neuronas entre cuyas conexiones hay muchas que están pendientes
de recibir estímulos del entorno (externo e interno) para organizarse
en circuitos, programas.
Genética e interacción con entorno determinarán decisiones perceptivas, emocionales y conductuales.
El entorno sapiens contiene un componente fundamental, poderoso: la cultura.
La genética sapiens contiene también una cualidad importante: la incitación a dejarse influir por ella.
Los humanos estamos condicionados genéticamente a influirnos por la cultura en la que nos criamos.
Modelos e instructores guiarán el proceso de inmersión en la cultura.
La biosfera, el universo en el que aparece y se desarrolla la vida, tiene para cada especie una relevancia distinta.
Para la nuestra la cultura es determinante.
El componente informativo que contiene la biosfera es denominado infosfera.
La infosfera, como el resto de la biosfera, contiene perjuicio y beneficio, incertidumbre.
El organismo humano sufre las consecuencias del impacto ambiental que
su especie genera.
No sólo hay tóxicos, hábitos insanos, aislamiento social...
También hay contaminación cognitiva, expectativas y creencias patógenas, disfuncionales.
Para los profesionales hay patologías somáticas, psíquicas y psicosomáticas.
El individuo hace agua por el cuerpo o la psique o por una mezcla confusa
de ambos. Genes, gérmenes, tóxicos, traumas físicos y emocionales, degeneraciones, desvaríos celulares...
En ningún caso se contempla la responsabilidad de la patogenia
de la información, lainfosfera.
Se supone que si el cerebro alberga errores es el individuo el responsable.
No hay patología en la información. No hay problema.
Más información, más fondos...
La infosfera está descontrolada, desmedida, falta de garantía.
Puede que, en ocasiones, el individuo falle, sea el responsable,
pero en muchos casos, su responsabilidad se limita a mostrarse cándido
y confiado en lo que se le predica.
En el terreno del dolor sin daño relevante (migraña, fibromialgia...)
las propuestas oficiales han perdido gran parte de la confianza recibida antaño y las llamadas Medicinas Alternativas y Complementarias están haciendo su Agosto.
La infosfera está rebosante de propuestas.
Todas tienen su espacio mediático y su parroquia de seguidores.
Sorprendentemente, las escasas voces que tratan de alertar sobre los peligros de la información tienen poco eco.
La salubridad informativa no interesa.
Libre mercado.
Me he inventado la palabra de enfermedad infosomática para demarcar ese voluminoso apartado del sufrimiento en nuestra especie que es imputable a la patología de los contenidos informativos, a su falsedad y a la capacidad que tienen de promover el error alarmista cerebral.
Puede que el término sea inadecuado y no tenga muchas posibilidades de sobrevivir pero alguno habrá que inventar para que el Gran Público de expertos y ciudadanos tomen respeto y capacidad crítica hacia lo que se predica.
No estaría de más que hubiera especialistas en información fiable.
Algo se intenta con la Medicina basada en la Evidencia pero la Estadística es ciencia algo cortesana.
Puede que lo ideal sea la Medicina Basada en la Ciencia...
El problema es que casi todos sostienen: "La Ciencia soy YO"
vía: Goicochea Arturo
No hay comentarios:
Publicar un comentario