De mañana no pasa que me acerque a ti en el andén,
que te diga lo bien que te sienta ese nuevo corte de pelo;
que te confiese que te eché de menos el martes
y que cuando me preguntas cada día eso de -¿vas a salir?-
me muerdo la lengua para no decir
–contigo si tú quieres, princesa.-
De mañana no pasa que te pregunte tu nombre,
que te diga que soy esclavo del segundo para coincidir contigo
y que desde que tú estás,
la hora punta es el momento estrella del día.
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