lunes, 22 de agosto de 2011

en Blanco & Negro


Silencio y espera.

 No nos queda otra que mantenernos firmes, quietos, 
esperando nuestra oportunidad.

Todos impacientes, esperando a que caiga la última defensa.

Atacamos cuando, por fin, la conciencia duerme. 

Y es entonces cuando comenzamos a dibujar en un espacio vacío. 

El sueño nos permite volar.

Creamos con lo que nos permite conocer el día. 

Ante demasiados pensamientos y acontecimientos, nuestra pintura se convierte en caos, y el durmiente tiembla de miedo.

 En el sueño relajado, sonrisas incoscientes afloran en los labios

Neutrales, no queremos ningún mal. 

Solo necesitamos exteriorizar el instinto creador. 

Y liberamos lo que realmente se esconde en el alma y en el corazón. 

A veces, cosas terribles. 

Demasiado para que permanezcan dentro

Abrimos la jaula y después, con la luz del alba, volvemos a refugiarnos

A la espera de que vuelvan para soñar


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