Si tenemos una almohada con apenas dos años de antigüedad, el diez por ciento de su peso son cadáveres de ácaros, unos bichos tan pequeños que prácticamente no se ven a simple vista y que todo el tiempo están comiendo nuestra pìel muerta mientras dormimos, escondidos en almohadas y colchones.
El lado bueno es que gracias a estos buitres de alcoba queda eliminada
una gran cantidad de polvo, compuesto principalmente por restos de piel que
se muere y se repone permanentemente sin que nos demos cuenta.
Los ácaros tienen el banquete asegurado, porque perdemos más de 18 kilos de piel durante
la vida (salvo los que se hacen lifting y lipoaspiraciones, que deben perder más de 100 kilos).
o en mi caso con psoriasis ... supero los 100kg lejos.
Sepan entonces los exhibicionistas que cuando hacen el amor en el dormitorio tendrán millones de espectadores.
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