Durante la década de los años 1950, los estrategas de la Guerra Fría contemplaron la idea de un arma del día del Juicio Final, un arma tan terrible e incontrolable que fuese capaz de destruir todo vestigio de vida humana sobre la faz de la Tierra.
De esta manera, si el enemigo supiese que estás dispuesto a hacer uso de un dispositivo tan devastador, ni siquiera se atrevería a atacar.
Probablemente, el escritor estadounidense Fred Saberhagen tuviese en mente el arma del día del Juicio Final
cuando escribió sus relatos sobre berserkers.
Los berserkers de las historias de Saberhagen son máquinas autoreproductoras cuya misión consiste exclusivamente en acabar con toda forma de vida sensible.
Una similitud que podría establecerse para imaginarlas consiste
en verlas como sondas de Bracewell-von Neumann,
pero con un cierto aire de mezquindad...
Son máquinas preparadas para matar, matar y matar.
Así, la relevancia con respecto a la paradoja de Fermi parece clara:
las CETs pueden estar sitiadas por berserkers, o peor aún, haber sido aniquiladas por estos; o quizá no se atreven a revelar su situación por miedo a que los detecten los artefactos asesinos.
Parece una solución relativamente elegante de la paradoja.
Ahora bien, ¿posee visos de realidad,
o tan sólo es pura ciencia ficción?
Si una CET lograse construir sondas capaces de colonizar la galaxia, entonces, desgraciadamente, convertirlas en berserkers no estaría demasiado lejos de su alcance.
De todas formas, resulta difícil imaginar que una raza o especie inteligente quiera desarrollar tecnología berserker, ya que dicha tecnología es tan peligrosa para los creadores como para cualquier otra clase de vida.
Además,
¿cuál podría ser su motivación para construir semejantes armas devastadoras?
Si su propórito fuese colonizar la galaxia, podrían llevarlo a cabo simplemente siendo los primeros en hacerlo:
recuerden que el tiempo de colonización necesario es muy inferior
a la edad de la galaxia.
Sin embargo, no deberíamos mostrarnos demasiado optimistas acerca de las posibilidades de los berserkers.
Supongamos que la programación de una sonda
"bien ajustada" mutase.
Quizá una colisión fortuita con un rayo cósmico perdido cambiase
el código con la línea donde dice "busca nuevas formas de vida y posibles civilizaciones" por otra que dijese "busca nuevas formas de vida, posibles civilizaciones y termina con ellas".
Inevitablemente, las sondas autoreproductoras evolucionarán y,
en consecuencia, parece muy poco probable que también aparezcan berserkers de forma espontánea tarde o temprano.
En la hipótesis de los berserkers se pueden considerar varias críticas.
Incluso admitiendo que existiesen,
¿podrían constituir inevitablemente un némesis?
¿No podrían las CETs inocularse a sí mismas, lo mismo que harían contra una enfermedad virulenta?
Más aún, el escenario berserker incluye de por sí una paradoja
de Fermi:
si existen, ¿cómo es que estamos aquí?
Los berserkers ya deberían haber esterilizado nuestro planeta.
Por contra, los registros geológicos y fósiles indican que la vida ha estado presente en la Tierra durante millones de años.
Han tenido lugar varias extinciones masivas y todas ellas tienen explicaciones perfectamente naturales.
El universo ya es un lugar suficientemente peligroso sin necesidad de berserkers.
Entonces, ¿por qué éstos han silenciado a otras civilizaciones
y a nosotros nos han dejado en paz?
Se podría argumentar que los berserkers sólo destruyen formas de vida con un cierto desarrollo tecnológico y necesitan una "disculpa" (presumiblemente, la detección de ondas de radio, por ejemplo)
antes de disparar.
Pero este paso extra en el argumento lo único que hace
es arruinar lo que potencialmente resulta una elegante solución
a la paradoja de Fermi.
Después de todo, si los berserkers son todo lo que se supone que son,
¿Dónde están?
La paradoja de Fermi
Es la contradicción entre las estimaciones que afirman que hay una alta probabilidad de existencia de civilizaciones inteligentes en el universo, y la ausencia de evidencia de dichas civilizaciones.
Surgió en 1950 en medio de una conversación informal del físico Enrico Fermi con otros físicos del laboratorio pero ha tenido importantes implicaciones en los proyectos de búsquedas de señales de civilizaciones extraterrestres (SETI).
Trata de responder a la pregunta:
«¿Somos los seres humanos la única civilización avanzada en el Universo?»
La ecuación de Drake para estimar el número de civilizaciones extraterrestres con las que finalmente podríamos ponernos en contacto parece implicar que tal tipo de contacto no es extremadamente raro. La respuesta de Fermi a esta conclusión es que si hubiera numerosas civilizaciones avanzadas en nuestra galaxia entonces
«¿Dónde están?
¿Por qué no hemos encontrado trazas de vida extraterrestre inteligente, por ejemplo, sondas, naves espaciales o transmisiones?»
Aquéllos que se adhieren a las conclusiones de Fermi suelen referirse
a esta premisa como el Principio de Fermi.
La paradoja puede resumirse de la manera siguiente: La creencia común de que el Universo posee numerosas civilizaciones avanzadas tecnológicamente, combinada con nuestras observaciones que sugieren todo lo contrario es paradójica sugiriendo que nuestro conocimiento o nuestras observaciones son defectuosas o incompletas.
El hecho de no encontrar otras civilizaciones extraterrestres implicaba para él un trágico final para la humanidad.
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