viernes, 14 de octubre de 2011

Para ir entendiendo...


¿Qué es un neutrino?
Es un tipo de partícula subatómica sin carga eléctrica y con una masa tan pequeña que es difícil de medir. 
Son tan livianos que apenas interaccionan con la materia.
 Miles de millones de neutrinos atraviesan cada segundo la Tierra de parte a parte (y a nosotros) como si no existiera.
¿Hay varias clases de neutrinos?
Si. Existen tres clases diferentes de neutrino, uno por cada familia leptónica: 
Neutrino electrónico, neutrino muónico y neutrino tauónico, asociados respectivamente al electrón, el muón y la partícula tau. 
También existen tres antineutrinos (antimateria) opuestos a los tres citados.
¿De dónde vienen?
La mayoría de los que llegan a la Tierra nacen en el Sol, como producto de la desintegración de otras partículas. 
También se crean en cantidades ingentes en explosiones del tipo supernova y existen otros que proceden directamente del Big Bang, la gran explosión que dio origen al Universo.
¿Hay otras dimensiones?
Muchas teorías postulan hasta once dimensiones, de las cuales sólo conocemos cuatro (tres espaciales y una temporal). 
Las siete dimensiones "extra" habrían existido en los primeros instantes tras el Big Bang y, al enfriarse el Universo, se habrían "congelado" y no serían perceptibles hoy. 
Algunos creen que las partículas subatómicas son capaces de penetrar en esas dimensiones.
¿Se puede viajar en el tiempo?
El tiempo que conocemos sólo va en una dirección, desde el pasado y hacia el futuro. 
Sin embargo, sobre el papel el tiempo también podría ir en la dirección contraria sin alterar mucho las ecuaciones. 
En la práctica, para conseguir viajar en el tiempo habría que viajar más deprisa que la luz, lo cual es imposible.
¿Por qué no se puede ir más deprisa que la luz?
Cualquiera que sea la masa inicial de un objeto en movimiento, ésta aumenta a medida que aceleramos (como un coche). 
A medida que nos acercamos a la velocidad de la luz (300.000 km. por segundo) la energía necesaria para impulsar cualquier objeto aumenta exponencialmente y, a partir de 300.000 km por segundo, se hace infinita.



Las supernovas, emisores de neutrinos


Los nuevos resultados contradicen mediciones anteriores de la velocidad de los neutrinos basadas en la explosión de supernovas, como la 1987A. 
Las supernovas, igual que el Sol, son potentes emisores de neutrinos.
Pero en el caso de 1987A los neutrinos llegaron prácticamente al mismo tiempo (tres horas antes) que los rayos de luz, lo cual es compatible con lo que sabemos de las supernovas. 
Si aplicáramos a esos neutrinos la velocidad observada ahora, habrían tenido que llegar cinco años antes de la explosión.
Por otra parte, en 2007 otro equipo de físicos norteamericanos realizó una medición parecida a la del CERN. 
Pero fue rápidamente descartada porque el margen de error del experimento era superior a la diferencia de velocidad encontrada a favor de los neutrinos, lo que invalidó los resultados. 
Las mediciones del CERN, sin embargo, son varias decenas de veces más precisas que aquellas, y no resultan tan fáciles de descartar.
El error, según los propios autores de la medición, podría estar también en la forma de medir el momento exacto en que los neutrinos salieron de los instrumentos del CERN para emprender su viaje hacia Italia. 
Cuando se trabaja con márgenes de tiempo tan pequeños (del orden de las milmillonésimas de segundo), cualquier cosa es importante.
Y luego existe una tercera posibilidad: Y es la de que, a pesar de todo, las medidas sean correctas.
 Algunas teorías apuntan a la existencia de otras dimensiones físicas que permanecen ocultas a escala macroscópica, pero que sí se manifiestan en el mundo subatómico junto a las cuatro habituales (tres espaciales y una temporal). 
Es posible que la extraordinaria velocidad de los neutrinos se deba a su paso por estas dimensiones «extra», a través de una especie de túneles dimensionales que reducirían, en la práctica, la distancia a recorrer. 
Es decir, que en ningún momento tuvieron que viajar a mayor velocidad que la de la luz para llegar más rápido que ella a su destino.
En resumen, cualquier cosa es preferible a reconocer, a las primeras de cambio, que la relatividad no funciona y que no existe ese límite de velocidad universal. 
Se abre ahora un periodo de profundas reflexiones y de intenso trabajo. Centenares de físicos en todo el mundo estudiarán en las próximas semanas, meses, o quizá años, el nuevo escenario.
 Y hallarán una explicación. 
Puede que al final el error aparezca y el elaborado edificio de la Física moderna siga en pie. 
O puede que no, y que este sea el día de un nuevo principio para una importante rama de la Ciencia
Sea cual sea el resultado, habremos avanzado en el camino de la comprensión del Universo que nos rodea y en el que nos ha tocado vivir. 
Sólo el tiempo lo dirá.

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