jueves, 24 de noviembre de 2011

¿Todavía hay opas en esta linda ciudad de Salta ?


Están los que afirman que en esta ciudad capital de la provincia, y localidades vecinas, la figura del opa ya no tiene vigencia, que es cosa del pasado.
 Y están los que aventuran que el opa, o la opería, están presentes en una preocupante cantidad de acciones de muchos de nuestros ciudadanos.
La charla, en el café, enfrentaba a los sostenedores de una y otra de las opiniones mencionadas.
La discusión se originó en la lectura de la noticia, publicada el martes en este diario, que daba cuenta que un paciente, que había sido derivado de
 El Quebrachal a esta ciudad para ser atendido psiquiátricamente en el hospital Ragone, terminó su itinerario en un taller mecánico, al que ingresó junto con la ambulancia en la que era trasladado.
¿Cómo, cómo?
Por lo que cuenta el chofer de la ambulancia, antes de ir al hospital advirtió que era necesario cambiar dos ruedas del vehículo, alinearlas y balancearlas. 
Así que resolvió ir a un taller mecánico, ubicado en la primera rotonda de Tres Cerritos, para que le solucionen el problema.
Todo normal. 
Lo único fuera de contexto, como dicen los políticos, fue que el paciente continuaba adentro de la ambulancia que, con el calor que está haciendo en estos días, estaba convertida en un Quebrachal portátil.
¿Y el médico que estaba a cargo del operativo?
El médico decidió ganar tiempo y se fue al Grand Bourg por unos trámites pendientes. 
 Una maravilla!
¿Y cómo y cuándo notaron que el enfermo continuaba en la ambulancia?
Cuando el pobre comenzó a pedir agua a los gritos.
Si bien el asunto da para reírse o para llorar, mis colegas entrevistaron al secretario de Servicios de Salud, Sergio López Alcobendas (que parece estar abonado a esta sección), quien dijo que el caso “fue un error, algo excepcional”, y que al chófer se le instruirá un sumario.
¿Y al médico que se fue a realizar diligencias en el Grand Bourg mientras esperaba que los mecánicos cambiasen las gomas del vehículo, qué le pasará? 
¿Recibirá una medalla?
En el café continuaba la discusión.
 Unos opinaban que tanto el chofer de la ambulancia como el médico no eran opas, sino simples hijos de la irresponsabilidad reinante.
Para los otros, lo actuado por el médico y por el chofer era una acabada muestra de la opería que todavía, y con fuerza, gobierna a una interesante parte de la población lugareña, y que sirve para demostrar que los opas están vivitos y coleando en esta aldea venida a más.
Y para afirmar su aseveración recordaron los versos de Nicolás López Isasmendi:
.Salta, poético vergel,
por su clima tropical,
ha sido siempre especial
en dar opas a granel.
Y los negadores de la opería insistieron en negar la existencia de opas.
 Ya no están, se han ido!, retrucaron exaltados.
¿Sí?, les contestaron aquellos:
 Pues parece “que los opas que se han ido / no eran todos los que son”.
Yo no me meto. 
Lo único que digo es que opas o no, el chofer y el médico se hicieron un gol en contra más contundente que un electro.
el Tribuno de Salta

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