

Nosotros tenemos una conexión que nos une a nuestro suministro de Energía Divina por medio del Cordón Plateado, que nos comunica con la Divina Presencia «Yo Soy», dónde no hay mala voluntad para con nadie, ignorancia, odio, fealdad, mentira, engaño, extorsión, falsedad, hambre, devaluación, rencor; allí todo es perfecto.
Esta Presencia «YO SOY», vive emanando, hacia el «yo personal»,
millones, toneladas, océanos de ELECTRONES.
Como los Electrones son receptivos o impresionables, la ciencia los define como negativos, pero esto no quiere decir que sean malos, sino que son moldeables y se adaptan a los pensamientos y sentimientos que nosotros impresionemos en ellos.
Llegan a nuestra Presencia «Yo Soy» que es de absoluto Fuego Electrónico, para ser transmitidos a nuestro Cristo, para ser cargados como «Oportunidades Divinas», dentro de cada una de las Siete Esferas del Cuerpo Causal que lo rodean, como puede ser Voluntad, Sabiduría, Amor, Belleza, Salud, Provisión y Perdón.

De allí fluyen a cada segundo por el Cordón Plateado, que penetra por el lugar dónde se une el parietal y el occipital, son conducidos por la médula espinal calificándose con los matices de los Siete Chakras, para su uso en todos los acontecimientos de nuestra vida.
Todos esperan penetrar en nuestras vidas para prestar su dulce servicio.
CALIFICACIÓN DE LOS ELECTRONES
Hay Electrones que al llegar a nuestro Chakra de la garganta se cargan de acuerdo a lo que decretamos y hablamos; en el Chakra del Corazón se cargan con los sentimientos que tenemos en cada latido del corazón; en el Chakra de la cabeza se cargan con la cualidad de los pensamientos que tengamos.
Ellos son tremendamente obedientes, a lo que nosotros los califiquemos.
Ellos tienen un sólo propósito, que es hacernos cumplir nuestro
«Plan Divino de Perfección», que es la Voluntad de Dios, de que vivamos de acuerdo a las virtudes que están ordenadas en las cualidades de los Siete Rayos para regresar al Padre llevando todas esas calificaciones y regalos con que nosotros les hemos impreso.
Los Electrones vienen de Dios, y van a regresar a Dios.
Cuando uno de nosotros dirige un coro u orquesta, interpreta un instrumento, esculpe, peina o corta pelo.
Pinta una obra de arte; teje o borda, cocina o escribe en la computadora, está recibiendo millardos de electrones que fluyen y los califica a través de sus manos en lo que hacemos.
La mano derecha irradia el Poder y Voluntad del Rayo Azul de Dios y la mano izquierda, Amor Divino, del Rayo Rosa.
Un odontólogo cuando arregla dientes en su consultorio, está calificando esos electrones en belleza bucal.
Cuando un promotor turístico vende pasajes en su agencia, califica esos electrones para que la gente viaje y se sienta feliz.
Cuando hacemos con mucha ilusión un arroz o unos canelones y quedan riquísimos, hemos calificado esos electrones en deliciosos alimentos.
Un escritor que escribe un libro positivista, que nos enseña a vivir, el editor que los publica, el distribuidor que los pone en manos de la gente y el que da una clase o lo explica, todos ellos están calificando esos electrones en la máxima belleza que se pueda.
Estos ejemplos sirven para aplicárselo a cualquier actividad que hagamos.
Al pasar estos Electrones por la mente, son calificados con los pensamientos del individuo, pasando posteriormente por el corazón y se impregnan de sentimientos.
Los Electrones vienen a ser los receptáculos de la acción de tres poderes, que tenemos todos los seres humanos, como es el de:
1° Pronunciar unas palabras,
2° Abrigar pensamientos,
3° Calificar la energía.
Si se ejercen para hacer instaurar los Siete Dones de nuestro Cuerpo Causal, en las actividades de la tierra, fluirá un Mar de Luz Electrónica de bendiciones a cada uno de nuestros pasos.
El meditar, cantar, decretar, y enseñar Metafísica, hace que toneladas
de Electrones se transmitan en hondas nucleares expansivas,
que se desenvuelven en círculos lumínicos que pulsan hacia afuera, delante
y arriba la Luz en el planeta tierra y hace que dejemos
de ser una estrella oscura.
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