Una diminuta criatura de ocho patas que puede suspender toda actividad biológica en entornos extremos, sobrevivió a un viaje espacial que habría matado instantáneamente a cualquier humano y la mayor parte del resto de formas de vida.
En la primera prueba de este tipo, los investigadores expusieron a las resistentes criaturas segmentadas, llamadas “osos de agua”, al abierto y hostil vacío del espacio, con toda su radiación letal, a bordo de una nave en la órbita baja de la Tierra.
Muchos de ellos sobrevivieron.
Los osos de agua, conocidos científicamente como tardígrados, tienen una capacidad similar a la de las artemias (también conocidos como Monos Marinos), las cuales son familiares a muchos niños por su capacidad para volver a la vida tras ser enviados a casa por correo.
Los tardígrados son bichos del tamaño de motas de polvo, de menos
de 1,5 milímetros de longitud.
Viven en líquenes húmedos y musgos, pero cuando el entorno se seca, simplemente aguardan el retorno del agua.
También resisten el calor, el frío y la radiación.
La resistencia a la radiación fue lo más sorprendente para los científicos.
Los tardígrados estaban a bordo de la nave FOTON-M3 lanzada por la Agencia Espacial Europea (ESA) en septiembre de 2007 y quedaron expuestos a las condiciones de espacio abierto, según informaron los científicos.
Fueron examinados tras su retorno a la Tierra.
La mayoría sobrevivieron a la exposición al vacío y los rayos cósmicos, y algunos incluso sobrevivieron a la exposición de niveles letales de radiación UV, la cual es más de 1000 veces más alta que en la superficie de la Tierra.
Los supervivientes “pudieron reproducirse perfectamente tras su viaje espacial”, de acuerdo con un comunicado publicado por Cell Press, la revista que publicó el resultado de la prueba.
Cómo pudieron lograr esto los tardígrados “sigue siendo un misterio”, escriben los investigadores.
Cuando se deshidratan, los osos de agua entran en un estado de latencia en el cual el cuerpo se contrae y cesa todo metabolismo.
En este estado de letargo similar a la muerte, los osos de agua logran mantener las estructuras de sus células hasta que esté disponible de nuevo el agua para que puedan activarse.
Los rayos UV constan de partículas ligeras de alta energía que causan daños severos a los tejidos vivos, como resulta evidente cuando tienes una quemadura solar.
Pero además de eso, también pueden dañar el material genético de las células, causando cáncer de piel, por ejemplo.
La radiación, en el espacio abierto, también se piensa que es esterilizante.
“Un problema con la terapia por radiación en el tratamiento actual del cáncer es que las células sanas también son dañadas”
“Si podemos documentar y demostrar que existen moléculas especiales implicadas en la reparación del ADN en animales pluricelulares como los tardígrados, podríamos ser capaces de un mayor desarrollo en las terapias
de radiación”.