El rayo es la descarga eléctrica que se produce cuando las diferencias potenciales se tornan demasiado grandes.
No es una fuerza destructiva, sino una fuerza que ayuda a recuperar
el equilibrio.
Las personas lo temen porque suele destruir las expectativas
y los códigos morales y sociales, pero sólo lo hace cuando éstos
ya han perdido su sentido.
Reaviva la mente, obliga a nuevas comprensiones, a nuevas consideraciones, a volver a imaginar.
Recuerda a las personas que no hay nada fijo, que siempre hay otra posibilidad, una opción olvidada.
Agita y enmaraña lo seguro y lo familiar: a algunos los enfada,
a otros los asusta.
Revela los puntos ciegos y lo desconocido, pone el dedo
en la llaga de muchos lugares dolorosos.
El rayo trae a la mente humana nueva creatividad,
nuevas inspiraciones y nuevas energías.