La luz del atardecer se filtra entre las tenues rendijas de la persiana
que se empecinaba en intentar mantener la penumbra en el interior…
Ella continuaba mirándome, desde la cama, en silencio,
con su mágica sonrisa…
Ya no recuerdo si era la primera vez o si era una más de las miles
que podrían haber sido… la sensación seguía siendo mágica…
Tras la vorágine de pasión, la calma se había instalado nuevamente
en nuestras vidas y la cotidianidad nos une más que nos separa…
lo sencillo nos envuelve y nos sorprende…
y un simple beso, una caricia, una mirada o una sonrisa,
es todo cuando se necesita para que el mundo deje de existir
y sin embargo ella sea el universo…
...
Si estoy soñando, no me despiertes
Si estoy vivo, no me mates
Si estoy muerto, ya alcancé el cielo…