martes, 5 de junio de 2012

Aquella niña mala...


Busco mujer que sepa seis idiomas
(pero sólo me bese en castellano),
que detente en la palma de su mano
un enjambre celeste de palomas,
que librada de normas y de axiomas
de tinte cartesiano,
se vuelva como un sueño cotidiano,
que sonría en París y llore en Roma;
que conjure en el aire maravillas,
que atraque en mis orillas
con estruendo de luces de bengala,
que no diga que no, ni si, ni cuando,
que susurre “Me estoy enamorando”,
con un tierno mohín de niña mala.

Incluido en el libro De diluvios y andenes.