domingo, 3 de junio de 2012

El precio del Alma... by. Laura Frost


— ¿Ha sido de su agrado, señor?

— Muy satisfactorio desde luego. 
Sensual, educada, elástica, muy bien instruida. 
Sí, ciertamente, ha sido una gratificante experiencia, aunque quizá, 
no sé, he percibido una notable falta de ternura, como un vacío.
 No sé si me explico.

— Se explica señor, pero tenga en cuenta que no están programadas para eso.

— ¡Oh, por Dios! Habla usted como si se tratara de meros robots sin alma.

— ¿Acaso cree usted que estas mujeres sobrevivirían sin conservaran un ápice de ella, señor?

— No, supongo que no — aquel pobre diablo sacó su billetera, 
pagó y se marchó. Antes había concertado otra cita.

¡Plis,plas!