" Cuando era pequeña el padre le enseñó a jugar al ajedrez.
Le había llamado la atención un movimiento que recibe el nombre de enroque: el jugador cambia en una sola jugada la posición de dos figuras:
pone la torre junto al rey y desplaza al rey hacia la esquina,
al lado del sitio que ocupaba la torre.
Aquel movimiento le había gustado: el enemigo concentra todo su esfuerzo
en amenazar al rey y éste de pronto desaparece ante sus ojos;
se va a vivir a otra parte.
Soñaba toda su vida con ese movimiento y soñaba con él tanto
más cuanto más cansada estaba. "
