miércoles, 22 de agosto de 2012

¡¡No se olvide, eh!!


El nuevo Director del Hospital Psiquiátrico Regional, 
en su primer día de su puesto, decidió recorrer el establecimiento, con el fin de conocer las dependencias y a su vez interiorizarse de los problemas que deberá solucionar.
Para comenzar solicitó visitar las salas de internación.
 La primera  resultó la asignada a los pacientes con estadía prolongada, a causa de su grave estado de alteración.
A los pocos instantes de su entrada al pabellón referido, se acercó un hombre de mediana edad, bien vestido, de traje y corbata, a media voz y en forma correcta pidió intercambiar unas palabras con el Director. 
Éste, sin titubear, disculpándose de sus acompañantes, 
dio unos pasos a un costado y requirió del susodicho explicación.
-Seré breve estimado Sr. Ante todo deseo agradecer su atención,
 la cual valoro y aprecio. 
Me permito creer que habrá notado que no pertenezco a este lugar.
Esto mismo lo planteé a una decena de personas, encargados, dirigentes que visitaron el lugar, e inclusive al anciano Director que Ud, reemplaza. 
Por una u otra causa, que desconozco, no consiguieron resolver el problema que tanto me afecta. 
Por una equivocación de papelerío, llegué a este hospital, es decir sin motivo o razón. Repito que esto mismo lo manifesté en todo clase de oportunidades, solicitando el arreglo de tal “equivocación”; como es notorio todas las tratativas pertinentes carecieron de fruto. 
Me enteré de su visita, por lo tanto preparé un detalle de mis datos personales y un breve desarrollo de los acontecimientos. 
Se lo entrego, y le ruego encarecidamente ocuparse para así librarme de esta carga, podría decirse anti-humana. 
Nuevamente reitero mis gracias y por favor no se olvide de tratar de solucionar mi triste situación-
Dicho esto, saludó, dio media vuelta y desapareció. 
El anonadado Director, quedó impactado. 
Se unió a la comitiva que lo aguardaba, evitó tratar lo escuchado en forma abierta y procedió a continuar con la visita.
Al cabo de escasa media hora, el grupo se dirigió hacia la salida, se escucharon unos pasos acelerados en la sala, el infortunado personaje ya casi a media carrera se acercó y al llegar detrás del Director, antes que éste alcanzara a volverse, acertó un grosero puntapié en el trasero del ejecutivo.
Y en voz bien alta exclamó:
 ¡¡No se olvide, eh!!