martes, 16 de octubre de 2012

para un Martes lluvioso...


El periodista David Jiménez, corresponsal de El Mundo en Asia, se acerca por primera vez al género de ficción con "El botones de Kabul", 
una novela que analiza la realidad afgana a través de escenarios y personajes reales, muchos de los cuales son "héroes anónimos, capaces de arrojar luz
 en medio de la oscuridad".
Golkman, el americano, llega a un hotel semiderruido y abandonado que se alza sobre el valle de Kabul.
 Donde sus empleados, a pesar de la ausencia de huéspedes, lo mantienen abierto. La llegada de un huésped es algo tan inusual que cuando se produce se convierte en un gran día, en una fiesta, con el recibimiento del servicio al completo incluido. 
En este olvidado hotel se conocerán estos tres personajes, el azar hará que realicen excursiones juntas por el país. 
Todo esto en el año 2001, durante el mes de septiembre, en el que tuvieron lugar los atentados de las Torres Gemelas. 
Vivirán juntos los sucesos producidos en este país tras el atentado.
Jiménez nos cuenta que Mohamed Ayan, el botones que da título al libro, 
era todo un personaje incluso en su apariencia física, "con su amplia barba blanca y su uniforme blanco e impoluto".
El autor conoció al botones del hotel Intercontinental en 2001, cuando acudió
 al país asiático a cubrir la ofensiva iniciada por Estados Unidos con la operación ‘Libertad duradera’ tras el ataque a las torres gemelas y al pentágono.
Entonces conoció la historia de este héroe anónimo que se había presentado 
a su puesto de trabajo en el hotel durante más de 30 años y sin desfallecer 
a través de episodios tan sangrientos como el golpe de estado que acabó 
con la monarquía Afgana, la invasión soviética, la guerra civil,
y el régimen de los talibanes.
"El conserje había permanecido 30 años abriendo la desvencijada puerta del hotel como una forma de mantener abierta la puerta a la esperanza.
 Me llama la atención la forma en la que, incluso en mitad de la oscuridad más absoluta, siempre hay gente dispuesta a aportar un poco de luz"
 relata el reportero.
Puede parecer un libro que hablé sobre la guerra sufrida en este país ,
 pero no es así, como nos dice su autor,
 "No es un libro sobre la guerra, sino sobre lo que la guerra hace de las personas
Un libro que nos hará pensar, reflexionar y disfrutar al máximo su lectura, 
pues no deja de ser una obra de ficción, mezclando con una realidad que nos golpea la vista.


Aquí dejo un fragmento del libro.

La puerta de la casa sin ventanas cedió sin apenas esfuerzo.
Las huellas de unos pies pequeños,
marcadas sobre el manto de polvo que cubría el suelo, 
conducían a una de las tres habitaciones concertadas a la sala de invitados.
Siguió los pasos,empujo una segunda puerta y asomo la cabeza por el hueco 
sin entrar del todo .
Una mujer yacía tumbada boca abajo en un catre metálico sin colchón situado
 en mitad de una habitación sin muebles y con las paredes recién pintadas.
Vestía un burka azul celeste y llevaba puestos unos zapatos de charol negro.
 Al notar la presencia del cliente,giro la cabeza en gesto de rechazo y volvió
 a quedarse inmóvil 
 Finos rayos de luz procedente de los agujeros de ventilación cruzaban 
la habitación y dibujaban pequeños círculos dorados en una de las paredes. Goldkamp se acerco lentamente,se hizo un hueco en la cama, colocándose
 de costado para evitar tocar a la prostituta ,y contuvo la respiración como 
si al hacerlo pudiera atenuar su presencia.
 Había dejado de querer estar allí.
 La diversión que tanto había buscado en kabul
 se volvió de repente prescindible.