martes, 13 de noviembre de 2012

en las Parábolas... palabras


Era un universo paralelo al nuestro, 
allí las palabras tenían la fuerza soñada
 por los alquimistas.
 Llegaban a pesar más que la masa y no era raro ver a los parabolenses fatigados de cargar todo lo que de sus bocas salía, o por el contrario,
 volar muy lejos a mundos de fantasía que nosotros
 no podemos siquiera imaginar.
Se veían viejos de caminar lento como pago de una sentencia por hablar
 a la ligera y otros sentados por ahí, como niños que habitan un mundo
 de inefables fantasías. 
Fue justo después de un terremoto en 421 a.c que el orden de los mundos
 se invirtió y llegó a nuestro planeta tan singular característica del discurso,
 en adelante y con la complicidad de nuestro desconocimiento, 
todas la explicaciones que los terrícolas hacíamos alteraban
 el orden del universo. 
Así tuvimos dios, alma, verdad y virtud.
 Así empezamos a caminar con los pies sobre la tierra. 
Ni hablar del mareo ocasionado el día en que ella se vio forzada a girar alrededor del sol o cuando tuvo que golpearse para limar sus puntas cuadradas.
Tal poder en las palabras se mantiene, la humanidad sólo tuvo que escribirlas 
y guardarlas bien entre pastas duras, ordenadores y artefactos tecnólogicos 
para que hicieran de las suyas. 
De vez en cuando, dejamos que una historia sea mundo en nuestras cabezas
 y que nos hagan caminar lento o habitar mundos de fantasías inimaginables.