
Políticos pro cambio climático como Al Gore y algunos climatólogos han dicho que el huracán Sandy ha sido tan devastador debido al cambio climático.
¿Qué conexión hay entre el huracán Sandy y el cambio climático?
Desde un punto de vista científico no hay ninguna relación entre un fenómeno meteorológico local, como el huracán Sandy, y un fenómeno climático global, como el cambio climático.
A día de hoy, no hay ninguna prueba científica de que el cambio climático haya podido influir en que el huracán Sandy haya causado un efecto tan devastador en amplias zonas del Caribe y de la costa este de EEUU. Obviamente es una tragedia que haya más de 100 fallecidos en EEUU y 69 en el Caribe.
Pero las palabras de Al Gore que apuntan a que Sandy es una “señal” del cambio climático no tienen base científica.
Para aclarar conceptos convendría recordar qué es el cambio climático.
Se entiende por cambio climático la modificación del clima global de la Tierra debido a las actividades humanas, como la emisión de gases de efecto invernadero.
Se sabe que el cambio climático que provoca un calentamiento global del planeta. Por ejemplo, la temperatura del agua del océano Atlántico, entre 800
y 2500 metros de profundidad, ha crecido desde 1957 unas 3 décimas de centígrado (0,3 ºC). Gran parte de este calentamiento es debido a efectos antropogénicos, a la influencia del hombre.
Ese calentamiento del océano tiene que haber afectado a la formación de huracanes. ¿Qué es un huracán y cómo se forma?
Los huracanes son los ciclones tropicales que se forman sobre el Océano Atlántico y sobre el Océano Pacífico oriental (alrededor de norteamérica).
¿Cómo se forma un huracán?
El motor de un huracán es el calor del océano y el agua que se evapora en la superficie. El aire caliente y húmedo encima de la superficie del océano tienen a subir creando un área de baja presión.
El aire con mayor presión de los alrededores se mueve para rellenar esta región creando fuertes vientos.
Este aire también se calienta y humedece, repitiendo el ciclo y formando
un sistema enorme de nubes y aire que gira y crece.
El motor de un huracán es el calor del océano y el agua que se evapora
de la superficie.
Las tormentas tropicales en el hemisferio norte giran en sentido contrario a las manecillas del reloj debido a la fuerza de Coriolis causada por la rotación de la Tierra. En el centro del huracán se forma un ojo, una región con una presión de aire muy baja y donde todo está muy tranquilo.
Los huracanes se forman en el oceáno y se debilitan cuando tocan tierra, porque ya no se pueden “alimentar” de la energía proveniente de los océanos templados. Sandy empezó siendo una tormenta tropical en el océano
y se intensificó al acercarse a la tierra hasta transformarse
en un huracán de categoría 2.
Por cierto, cuando la velocidad máxima del viento es menor de 117 km/h hablamos de tormenta tropical. Por encima, según la escala de Saffir-Simpson tenemos un huracán de categoría 1 a 5 si la velocidad supera 119, 154, 178, 210 y 250 km/h (se llama gran huracán al que supera la categoría 3).

Siendo el motor de un huracán la temperatura del océano, debería afectar el cambio climático al número e intensidad de los huracanes como Sandy.
Aunque los estudios más rigurosos y a más largo plazo indican que no es así.
El calentamiento del océano debido al cambio climático es un efecto a corto plazo, de solo el útlimo siglo.
Un famoso estudio publicado en 2007 en la prestigiosa revista Nature, estudió el número de huracanes en el Caribe durante los últimos 5000 años (utilizaron los sedimentos en la costa asociados con los huracanes más intensos que tocan tierra). Este estudio descubrió que hubo periodos de varios siglos en los que se produjeron huracanes más fuertes y con mayor frecuencia que en la actualidad. Sin embargo, las temperaturas del océano eran mucho más frías que las que se miden hoy en día. Esto indica que no hay una relación clara entre el cambio climático y los huracanes. Muchos otros estudios ofrecen conclusiones similares. El artículo técnico es Jeffrey P. Donnelly, Jonathan D. Woodruff, “Intense hurricane activity over the past 5,000 years controlled by El Niño and the West African monsoon,” Nature 447: 465-468, 24 May 2007.
El cambio climático (de origen antropogénico) provoca un aumento de las temperaturas superficiales del océano y que podría afectar a la intensidad y número de los huracanes. La comparación con los registros paleo-climáticos indican que esta variabilidad está probablemente modulada por la dinámica atmosférica asociado a las variaciones del fenómeno El Niño / ENSO (Oscilación del Sur) y la fuerza de los monzones del África Occidental.
Por tanto, estos datos van en contra de la conexión entre huracanes
e incremento de las temperaturas de la superficie del mar.
La relación entre el fenómeno El Niño / ENSO y los monzones del África Occidental todavía no es bien conocida y su efecto al cambio climático en el futuro. Thomas R. Knutson et al., “Tropical cyclones and climate change,” Nature Geoscience 3: 157-163, 21 Feb 2010 [copia pdf gratis].

Sin embargo, varios climatólogos han dicho que el cambio climático está afectando al número de tormentas tropicales y huracanes.
En ciencia muchas veces no hay consenso entre los climatólogos, que tienen opiniones enfrentadas en relación a los efectos del cambio climático.
De hecho, los procesos físicos detallados que controlan la formación, intensidad y trayectoria de los huracanes son poco conocidos.
Por ello, en estudios a corto plazo algunos climatólogos han observado una posible relación entre huracanes y cambio climático.
Por ejemplo, entre 1923 y 2008 se ha observado un pequeño incremento en el número de huracanes en el Atlántico Norte. Este resultado se ha publicado
el 15 de octubre en la prestigiosa revista Actas de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU (más conocida por sus siglas en inglés, PNAS). Según los autores de este estudio el calentamiento global del agua del océano Atlántico podría estar relacionada con una pequeña tendencia estadísticamente significativa de incremento en la frecuencia de los ciclones tropicales atlánticos. Según este estudio, en años cálidos, los grandes huracanes como Katrina son unas dos veces más frecuentes. Pero Sandy ha sido un huracán poco intenso.
El artículo técnico es Aslak Grinsted, John C. Moore, Svetlana Jevrejeva, “Homogeneous record of Atlantic hurricane surge threat since 1923,” PNAS, online October 15, 2012

Huracán Katrina el 28 de agosto de 2005.
¿Sandy ha sido el huracán más intenso de la temporada?
Ni mucho menos, solo ha sido un huracán de categoría 2 (y por poco tiempo). Esta temporada varios huracanes han sido más intensos que Sandy y uno, Michael, alcanzó la categoría 3 pero no pisó tierra. Muchos oyentes recordarán
el huracán Katrina. A finales de agosto de 2005 alcanzó la categoría máxima
de 5 (vientos de 280 km/h), aunque se debilitó hasta categoría 3
(vientos de 200 km/h) cuando llegó a tierra, aún así, devastó las costas del golfo desde Florida a Texas, con más de 1200 fallecimientos en New Orleans.
La temporada de huracanes en el Atlántico empieza el 1 de junio y acabará el 30 de noviembre. Este año ha sido una temporada muy activa con 19 tormentas tropicales, 10 huracanes (como Sandy), pero solo 1 gran huracán
(que no llegó a tocar tierra).
¿Entonces podemos concluir que no hay relación demostrada entre cambio climático y huracanes? Los huracanes sirven para transferir energía desde los trápicos a las latitudes más septentrionales. Una medida fiable de la cantidad de huracanes se llama Energía Acumulada por los Ciclones (Accumulated Cyclone Energy o ACE), que mide la energía total transferida.
Este año el valor de ACE ha sido de 121, un poquito mayor que la media del último siglo, que es un ACE de 105, pero la estadística nos dice que así tiene que ser, a veces el valor ACE debe estar por encima y otras veces por debajo de la media. Los estudios históricos, incluso el artículo publicado en PNAS
el 15 de octubre, indican que el cambio climático no está afectando a este valor. Por tanto, no hay pruebas de que el número, intensidad o distribución geográfica de las tormentas tropicales y huracanes haya cambiado debido a las emisiones de CO2 o al cambio climático.