Supe de la magia
en los silencios
de aquellos mediodías
cuando el sol se insinuaba entre los álamos
y su tibieza
acariciaba el descanso de las sombras,
cuando se detenían los vuelos
y había quietud de alas y de cantos
y enmudecía el paisaje,
cuando se acurrucaba la pereza
de mis pensamientos sobre la hierba fresca
y una brisa azul
acunaba el desvelo de las nubes
adormeciendo el instante,
supe de la magia
cuando el fulgor de tu cuerpo
en esa hora inocente
fue un hemisferio junto al mio
y fuimos pulsión y savia
y eternidad en la mitad del día...