martes, 4 de diciembre de 2012

ASTRONAUTA DE PALENQUE. (23.252)


Palenque es una ciudad situada en el territorio de Chiapas. 
Allí, se encuentra una importante pirámide para los arqueólogos llamada
 “De las Inscripciones”. 
Por los años 1949- 1950, el arqueólogo Ruz Lhuiller descubrió, tras el importante basamento que se creía macizo, una escalinata de piedra que conducía a una cripta funeraria dentro de la cual se hallaba un sarcófago de 
piedra bellamente tallada en su tapa. 
A esa cripta, la llaman “La Tumba del Señor Pakal”. 

La lapida, por medio de un relieve esculpido de piedra, representa a un personaje que, al parecer, está manejando una compleja y algo primitiva nave espacial en órbita por medio de controles.

Bajo la losa, yacía un esqueleto suntuosamente adornado con pulseras y preciosas collares. Una máscara de piedra jade color azul verdoso cubría su rostro. El esqueleto de tan interesante personaje medía 1,70 metros aproximadamente, estatura mayor que la de los nativos mayas. 
El complicado aparato que manejaba al parecer hizo pensar a los historiadores interesados en ciencia ficción que se trataba de un ser de otro planeta. 
Suponían que cayó a la Tierra y quedo atrapado en este mundo porque,
 al dañarse la nave, ya no pudo regresar al suyo.
 Decían que era un explorador extraterrestre cuya nave espacial sufrió un accidente y él se quedo entre los humanos por mucho tiempo compartiendo con ellos su vida; pero se trata de una especulación intelectual. 
Ellos añadían también que tenia conocimientos avanzadísimo y era como un dios para los mayas de ese lugar, lo cual resulta cierto porque el tal personaje fue,
 en realidad, el Comandante Ashtar Sheran en una encarnación que tuvo para ayudar a la Tierra.

La forma de sentarse, de estar reclinado en el extraño aparato ofrece cierta semejanza con la postura adoptada por los astronautas actuales en sus viajes espaciales de investigación en cohetes y artefactos lanzados al espacio.
 Las manos del Señor Pakal manejan unos controles y sus pies están sobre unos rudimentarios pedales.

El enigma del Astronauta de Palenque dio mucho que hablar y aun estaba sin resolver. Ahora lo sabemos y todo puede ser aclarado: No fue ningún astronauta perdido ese personaje, no cayó accidentalmente ni quedo atrapado en este mundo, sino que era una atlante llegado al territorio maya con objeto de instruir a esa población que formaba parte de una colonia atlante emigrada 
hacía mucho tiempo.

Respetado y admirado por los nativos, lo consideraban un rey y le hicieron honores fúnebres cuando desencarnó. 
Como homenaje de gratitud, esculpieron su imagen-recuerdo en la tapa del sarcófago. Tal como fue enviado y llego al país maya en su nave espacial, así creían que se marchaba simbólicamente al Mas Allá.
 La nave espacial no era exactamente como la del personaje enterrado sino una interpretación que quedo como recuerdo para los siglos posteriores; pero, 
en la conciencia de los nativos, solo querían rendirle homenaje y recordarlo con gratitud. La nave espacial que parece manejar es muy primitiva, ya que eso hace muchísimos siglos que sucedió y, por entonces, la tecnología no era tan avanzada. También había naves para distintos usos como pasa con los aviones modernos, unos mejores que otros y de mayor calidad, tamaño, rendimiento.

Las pirámides también las usó la Otra Polaridad para torcer sus fines realizando allí ritos lunares y psíquicos.
 Por eso, eran decoradas en los colores rojos y negro externamente. 
Desde allí, planificaban lo más perverso, puesto que eran centros de iniciación en magia negra y brujería tal como sucedía con la nefasta institución llamada
 “La Serpiente Roja”. Siempre, la Otra Polaridad, como opositora del bien y de lo correcto, hace lo mismo: difamar, envenenar y cambiar lo bueno en malo.
 Esos cetros de energía negativa fueron los que desequilibraron a la Atlántida 
en su etapa final de degeneración.

La población entera de la ciudad perdida “Machu Pichu” transmigro
 a una dimensión mayor por propios merecimientos y alta evolución alcanzada; es decir que ese fue un rescate parcial por dispensación. 
Por eso, no hay cementerios, huesos ni restos humanos allí, por mas que investigan los arqueólogos. 
También porque, debido a su gran adelanto espiritual, utilizaban la Llama de Vida para desintegrar los cadáveres y no los enterraban, por lo cual no quedan restos. La inmensa ciudad solitaria es esas altas cumbres es un vestigio misteriosos de tiempos pasados, que sobrevivió como testimonio autentico
 de antiguas civilizaciones perdidas en un remoto pasado.

Los mayas eran descendientes de los atlantes y los aztecas de los toltecas;
 pero los aztecas, como pueblo sanguinario, siguieron sus costumbres de salvajismo mezcladas con los altos conocimientos y formas superiores de vida que sus antepasados habían conocido en la antigua Atlántida.
 Los aztecas persiguieron a los toltecas hasta extinguirlos totalmente con un ensañamiento brutal y sistemático. Luego, se apoderaron de su avanzada cultura y la acomodaron a su manera haciéndola pasar como propia.
 Siempre, ese es el proceder de la Otra Polaridad en sus atropellos.
Los aztecas, sanguinarios y violentos, sembraban brutalidad y fanatismo, mucho temor en las multitudes con su poderío sacerdotal y sus ritos de sangre. Gustaban de hacer ceremonias ostentosas y eran muy dados a lo externo. 
Por supuesto, carecían de la sabiduría alcanzada por sus predecesores toltecas 
a quienes solo imitaban con bastante tergiversación. 
Los toltecas tenían mayor adelanto.

Las pirámides situadas en territorio azteca eran reminiscencias de los toltecas y, en sus lejanos orígenes, una herencia atlante. 
Están en Latinoamérica como interesantes ruinas de pasados tiempos.