La superficie del sol, conocida como la fotosfera, puede alcanzar temperaturas de 5.000 grados. Para muchos parecería lógico que la temperatura bajara más cuanto más lejos del sol. Sin embargo, la atmósfera exterior, conocida como
la corona, ha demostrado llegar a temperaturas de más de un millón de grados. Hasta no hace mucho tiempo no se entendía el porque la corona solar podría alcanzar esta temperatura “súbita”.
La responsable de ello podría ser la Onda de Alfvén.
Las ondas de Alfvén son perturbaciones veloces que emanan desde el Sol hacia fuera a lo largo de los campos magnéticos, transportando energía electrodinámica. Esta onda solar transporta la energía hacia la Corona o capa exterior. Las singulares oscilaciones magnéticas se propagan desde la superficie solar hacia la corona del Sol con una velocidad media de 20 km/s.,
llevando la suficiente energía para calentar el plasma a más de
unos pocos millones de grados.
Las ondas de Alfvén no se pueden ver tan fácilmente.
De hecho, son completamente invisibles a simple vista. Sólo mediante el examen de los movimientos de las estructuras y sus correspondientes velocidades
en la turbulenta atmósfera del Sol se pudo detectar, por primera vez,
la presencia de estas esquivas ondas de Alfvén.
Las ondas Alfvén se mueven a lo largo de los campos magnéticos del Sol como “ondas a lo largo de una cuerda”. Las ondas se crean a través de reconexiones magnéticas, perturbaciones en el campo magnético del Sol cuando las líneas magnéticas se retuercen, rompen y se unen de nuevo.
Las ondas son lo bastante energéticas para calentar toda la corona.
