viernes, 14 de diciembre de 2012

Síndrome de Estocolmo en la mujer maltratada.


Hay que entender que la mujer maltratada -para poder convivir con su agresor al cual ama y que no entiende por qué actúa así con ella- ha de crear en su mente una serie de explicaciones que no se adaptan a la realidad pero que la sirven para poder sobrevivir en ese infierno en el cual se encuentra 
y a ésto se le ha dado por llamar Síndrome de Estocolmo Doméstico.
Una mujer con este síndrome, suspende todo juicio crítico hacia el agresor y hacia ella misma para adaptarse al trauma que le provoca la violencia y defender así su propia identidad psicológica. Esta podría ser una sólida explicación psicológica para que las mujeres maltratadas desarrollen ese efecto paradójico por el cual defienden a sus compañeros, como si la conducta agresiva que desarrolla el agresor fuera el producto de una sociedad injusta y fueran ellos las verdaderas víctimas de un entorno violento 
que les empuja irremediablemente a serlo. 
El Síndrome de Estocolmo doméstico viene determinado
 por una serie de cambios y adaptaciones.
La violencia, en cualquier escenario, tiene un efecto bidimensional, actuando nocivamente sobre la víctima tanto en un plano físico como psicológico.
 En el ámbito de la violencia contra la mujer -en contextos domésticos-
 las agresiones siempre provocan consecuencias de índole psicológica asociadas
 a las lesiones físicas producto de los golpes. Las expresiones de deterioro psicológico encontradas en las víctimas de maltrato habitual oscilan entre 
la ansiedad crónica o la depresión por desesperanza, hasta la configuración 
de cuadros psicopatológicos como el síndrome de estrés postraumático. 
En este síndrome la mujer violentada es invadida por constantes pesadillas
 y pensamientos interferentes protagonizados por su agresor, se encuentra dominada por una respuesta de alarma desajustada que la hace hipersensible 
al entorno, y su cuerpo y mente se convulsionan cada vez que evocan un lugar, 
un recuerdo del ambiente donde sufre o sufriera la violencia. 
Todos estos efectos son generalmente identificables a posteriori, se hacen patentes cuando se detecta la violencia.