lunes, 14 de enero de 2013

"Ella era pueblo. Nada más que pueblo”... EVITA


"Ella no se iba con vueltas. Esa anécdota que pone Posse en su libro la pinta de cuerpo entero... Yo se la conté... “Era un l4 de julio en que por azar me tocó acompañarla al festejo del día de Francia... Por un azar del tránsito el auto y la escolta se detuvieron frente a un Banco, en Cerrito, había una viejita mal entrazada, llorando, hablando con unos curiosos. Dio orden de esperar y bajamos. La viejita no entendía ni sabía explicar lo que le exigían en la sucursal del Banco. Le mostró a Eva el documento y entraron en el edificio. Eva caminó a lo largo del mostrador principal llevando por el hombro a la viejita llorosa. De pronto se oyó su voz terrible paralizando a los cagatintas y todo movimiento del Banco, desde el gerente hasta el ordenanza:
- Díganme, señores, ¿quién de ustedes fue el hijo de puta que le dijo a esta señora que vuelva mañana?...
No se iba con vueltas. Al pan, pan y al vino, vino. Y durísima. Pero en el trato de la residencia era delicadísima. 
En el largo y doloroso proceso de su enfermedad ganó en espiritualidad hasta en el lenguaje".


"Eva no poseía el orgullo de clase que deja al pobre en su pobreza para acentuar
 la superiori­dad del rico sobre el pobre.
Todo su orgullo lo ponía en que el pobre cesara de ser pobre y de necesitar remedio a su pobreza. 
Para redimir al pobre de su pobreza repartió por millares viviendas confortables, aseguró el trabajo del obrero y lo defendió con avanzada legislación social. Su beneficencia se enderezaba a complemen­tar la justicia social, no a engañar a los hambrientos para que se resignaran a la injusticia.
`Reparte lo que no es de ella -decía la oligarquía enfurecida y agrega: ¡Qué gracia! Hacer caridades con plata ajena. Si contáramos nosotros con los recursos de ella, haríamos lo mismo´
Efectivamente, ella hacia caridades con plata ajena. pero con sacrificio propio. Ganó el amor del pueblo y el odio del antipueblo, no por la plata que daba, sino por el amor, por la pasión, por los pedazos de corazón que entregaba con la plata.
Yo la vi besar al leproso, besar al tuberculoso, besar al canceroso. Yo la vi distribuir amor. El amor que redime a la limosna de la carga de injuria al pobre que la limosna sin amor lleva dentro de sí. La vi abrazarse a los harapientos y llenarse de liendres y de piojos. La vi sentirse hermana del pobre y no superior al pobre. Por más que sus riquezas, sus joyas y trapos la colocaran tan lejos de la pobreza.
Los oligarcas ponían su orgullo en estar contra el pueblo y contra Evita. Evita ponía su orgullo en estar con el pueblo contra los oligarcas. Las damas de la sociedad no podían decir, como ella decía a cada instante: - 
Nosotras, las mujeres del pueblo. Porque las damas de la sociedad son las mujeres del antipueblo. 
Ella se jactaba de ser pueblo. Y el pueblo sabía que se jactaba con razón. 
Ella era pueblo. Nada más que pueblo”



"Vino del pueblo y fue hacia el pueblo, dando su vida para llevar la felicidad a los niños y ancianos, a los humildes y a los esperanzados. Donde hubo una reivindicación que conquistar o un privilegio que abatir, allí estuvo sin cálculos ni vacilaciones, corazón firme y mano firme. Que su recuerdo no llegue envuelto en llanto sino en canciones de esperanza, mientras resuena su nombre para movilizar una juramentada voluntad argentina dispuesta a defender esta tierra y este pueblo que ella amó".



"Tenía que venir y he venido para darle las gracias a Perón, a la CGT, a los descamisados y a mi pueblo. A Perón, que ha querido honrarme con la más alta distincíón que pueda otorgarse a un peronista y con lo que acaba de decir esta tarde, que yo no terminaré de pagarle ni entregándole mi vida para agradecerle lo bueno que siempre fue y es conmigo. Nada de lo que yo tengo; nada de lo que soy; nada de lo que pienso, es mío: es de Perón. Yo no le diré la mentira acostumbrada; yo no le diré que no lo merezco; sí, lo merezco, mi general. Lo merezco por una sola cosa, que vale más que todo el oro del mundo: lo merezco porque todo lo hice por amor a este pueblo. Yo no valgo por lo que hice, yo no valgo por lo que he renunciado; yo no valgo ni por lo que soy ni por lo que tengo. Yo tengo una sola cosa que vale, la tengo en mi corazón, me quema en el alma, me duele en mi carne y arde en mis nervios. Es el amor por este pueblo y por Perón. Y le doy las gracias a usted, mi general, por haberme enseñado a conocerlo y a quererlo. Si este pueblo me pidiese la vida, se la darla cantando, porque la felicidad de un solo descamisado vale más que toda mi vida".


"Quiero comunicar al pueblo argentino mi decisión irrevocable y definitiva de renunciar al honor con que los trabajadores y el pueblo de mi patria quisieron honrarme en el histórico Cabildo Abierto del 22 de agosto. Ya en aquella misma tarde maravillosa, que nunca olvidarán mis ojos y mi corazón, yo advertí que no debía cambiar mí puesto de lucha en el movimiento peronista por ningún otro puesto. Desde aquel momento, después de aquel diálogo entre mi corazón y mi pueblo,, he meditado mucho en la soledad de mi conciencia y he reflexionado fríamente. He tomado mi propia decisión en forma irrevocable y definitiva, presentada ante el consejo superior del Partido Peronista y en presencia de nuestro jefe supremo, el General Perón. Ahora quiero que el pueblo argentino conozca por mí misma las razones de mi renuncia indeclinable. En primer lugar y poniendo estas palabras bajo la invocación de mi dignidad de mujer argentina y peronista y de mí amor por la causa de Perón, de mi patria y de mí pueblo, declaro que esta determinación surge de lo más intimo de mi conciencia y por eso es totalmente libre y tiene toda la fuerza de mi voluntad definitiva.
"Porque el 17 de Octubre formulé mi voto permanente, ante mi propia conciencia: ponerme íntegramente al servicio de los descamisados, que son los humildes y los trabajadores. Tenia una deuda casi infinita que saldar con ellos. Yo creo haber hecho todo lo que estuvo en mis manos para cumplir con mi voto y con mi deuda. No tenía entonces, ni tengo en estos momentos, más que una sola ambición, una sola y gran ambición personal: que de mi se diga, cuando se escriba el capítulo maravilloso que la historia dedicará seguramente a Perón, que hubo al lado de Perón una mujer que se dedicó a llevar al Presidente las esperanzas del pueblo, y que, a esa mujer, el pueblo la llamaba cariñosamente 'Evita'. Eso es lo que quiero ser"... Y lo fue... EVITA.

... (Que lejos que están hoy... de ser un intento de EVITA)