
La insólita renuncia de Benedicto XVI al trono papal tuvo una serie de inesperadas derivaciones en otros ámbitos. Por lo pronto, dejaron sus cargos los presidentes de los Estados Unidos, Francia y México; abdicaron los reyes de Inglaterra, España, Holanda, Suecia y Tonga y los primeros ministros de Alemania, Italia, China y Rusia.
Pero la epidemia no se detuvo allí y pronto no hubo gobierno, institución, club o sociedad que no quedara acéfala. Nadie pudo explicar el fenómeno.
O por lo menos no lo pudo explicar hasta que una flotilla de naves invasoras de un oscuro planeta que orbita en torno a Gliese 581 se diseminó por los cielos de la Tierra y cada una de ellas descendió en algún lugar significativo del nuestro.
Se sabía desde 2007 que el tercer mundo de ese sistema podía albergar vida, pero es evidente que ellos lo sabían desde antes porque habían decidido emprender el viaje de conquista el 6 de agosto de 1945, cuando Little Boy cayó sobre Hiroshima.
—Son pan comido —dijo entonces el vocero del consejo plenario—.
—Son pan comido —dijo entonces el vocero del consejo plenario—.
Si entre ellos se pelean de ese modo no podrán resistir a nuestro descabezador de títeres.
Tal cual: no dejaron títere con cabeza.
Tal cual: no dejaron títere con cabeza.