La orquesta del Titanic sigue tocando como si nada estuviese sucediendo.
La capa de hielo del Ártico está alcanzando valores de descenso escandalosos como muestra el PIOMAS
(Pan-Arctic Ice Ocean Modeling and Assimilation System).
Esto significa un cambio climático brutal y en el límite de ser irreversible.
Las consecuencias ya todo el mundo las conoce: catástrofes climáticas brutales, cada vez más frecuente y sin precedentes que se suceden cada año en una especie de ruleta rusa.
Pero todo esto es silenciado, pasado a un segundo plano, puesto de manifiesto durante los días que los hechos suceden y vuelto a olvidar
por el mismo proceso.
Al igual que cada vez que en Estados Unidos un francotirador ejecuta una matanza, se clama durante unos días por el control de armas y luego es acallado, manipulado y olvidado, hasta la siguiente.
Es tal el poder de las empresas implicadas que no sólo controlan su ámbito industrial, económico y laboral, sino determinados medios de comunicación y la complicidad del poder político, bien incluyendo a sus figuras más influyentes en sus consejos de dirección a través de la puerta giratoria u otros medios de presión, algunos inconfesables, usando el poder que le dan los medios colosales de los que disponen.
La sumisión de la política a los mercados garantiza cada vez más los beneficios de unas élites reducidas, que se llenan los bolsillos a manos llenas y les da igual que se hunda el planeta, se agoten todos sus recursos, mientras ellos viven en su burbuja sin que les afecte nada.
Pero este tema va más allá, no son sólo intereses económicos sino una hoja de ruta ideológica perfectamente planificada y ejecutada.
No tienen capacidad de imaginar otro futuro mejor, si esto no es contrarrestado socialmente volveremos atrás en el tiempo.
A estas alturas y visto el estado de deterioro al que nos quieren arrastrar,
hay quien se plantea (hablando en términos informáticos) no ya reiniciar
el sistema, sino formatear totalmente e instalar otros valores
y reglar del juego.
joseantoniomartin.wordpress