La Tierra, nuestro mundo, es una roca de 40.000 km de circunferencia cuya superficie está formada por un tercio de tierra firme y dos tercios de agua.
Está a la distancia justa de su estrella y es un lugar exuberante de vida gracias a que el agua que contiene es líquida. Esto es lo que todos sabemos pero,
¿De dónde ha salido toda esta agua? ¿Ha sido siempre así?
Por lo visto no y para intentar entender los procesos que ha sufrido el planeta hasta llegar aquí, debemos remontarnos a su formación.
Hasta hace algo más de 200 años no teníamos una idea clara de la edad de la Tierra, de hecho fue James Hutton padre de la geología moderna, el que en 1788 se dio cuenta de que ciertos afloramientos de rocas de Escocia no podían haberse formado en pocos años, sino en largos procesos de cientos de miles de años.
Pero sus teorías radicales chocaban con las enseñanzas de la iglesia. Durante cientos de años la única voz autorizada para explicar la creación fue el catolicismo que, basándose en el Génesis, había calculado la edad de la Tierra en 6.000 años, incluso afirmaban con rotundidad que conocían exactamente la historia de la Tierra y que fue creada un
14 de octubre por la tarde.
Pero Hutton estaba convencido de que la edad de la Tierra tenía que ser mucho mayor.
Basándose en el descubrimiento de unos afloramientos en Siccar Point Escocia, en los que se apreciaba claramente secciones de roca verticales cubiertas de capas horizontales, comprendió que estas formaciones debieron haber estado bajo el lecho marino en algún momento y que solo el lento paso de millones de años las había levantado hasta esa posición.
A partir de ese momento,serían las rocas y no la biblia, la guía en la que confiar para referirse al pasado remoto de la Tierra.
Afloramiento de Siccar Point, Escocia
Las teorías actuales postulan que la Tierra en sus orígenes era de roca fundida, una bola de fuego incandescente de unos 4.000º de temperatura (similar a la temperatura de la superficie del Sol) y que se originó por el impacto y adhesión de rocas de todos los tamaños en la llamada
Teoría de Acumulación.
El primero que propuso esta teoría fue Lord Kelvin, quien basándose en el estudio de los volcanes activos y usando la termodinámica, calculó que la Tierra en algún momento debió ser una bola de fuego y que se había ido enfriando lentamente.
Sus cálculos iniciales le llevaron a pensar que al menos habían hecho falta
20 millones de años para que se enfriara hasta verla como está hoy. Kelvin acertó en cuanto a la teoría de la Tierra primigenia fundida, pero se quedó muy corto en la estimación de su edad.
En el siglo XIX se desconocía todavía el motivo que, desde el interior de la Tierra primitiva, había impedido que el planeta se enfriase según sus cálculos, la radioactividad.
En la Tierra primitiva abundaban las partículas radioactivas de Uranio, Torio y Potasio, y fue la descomposición de estas partículas la que mantuvo la Tierra muy caliente durante mucho más tiempo que el predicho por Kelvin.
Pero paradójicamente estas mismas partículas son las que nos han proporcionado la estimación más acertada de la edad de la Tierra.
En 1911 Arthur Holmes, un brillante geólogo británico, utilizó las escasas partículas radioactivas que aún quedan en la Tierra para medir con precisión su edad. Desde entonces, la edad de la Tierra ya no se mide en millones de años, sino en miles de millones de años.
La Datación Radiométricautilizada por Holmes se basaba en un principio muy sencillo: los restos de Uranio descubiertos en rocas de todo el planeta, se desintegran lentamente y de forma constante a lo largo del tiempo formando otro elemento, el Plomo.
Midiendo la proporción de Uranio transformado en Plomo en los cristales incrustados en rocas muy antiguas, Holmes podía calcular sus edades con precisión. La primera estimación sobre la edad de la Tierra fue de
1.000 millones de años, la siguiente de 3.000 millones y la última y que perdura todavía, de 4.500 millones de años.
Esta increíble escala de tiempo se denomina Tiempo Profundo.
Una vez ordenada la geología del planeta se descubrió que su historia había estado salpicada por numerosos cambios y procesos: épocas desérticas seguidas de épocas glaciales, atmósferas tóxicas, desplazamiento de placas tectónicas, creación de continentes y la división de los mismos, pero quizá la transformación más significativa, la más importante, parece haber sucedido a pocos cientos de millones de años de su nacimiento, cuando el planeta se convirtió en un mundo acuático.
En Sudáfrica se encuentran aún rocas que se formaron en los primeros
1.000 millones de años del planeta, se trata de lavas almohadilladlas formadas bajo la superficie del agua tal como las que se forman ahora bajo
el océano en Hawái.
Todas las rocas que se han encontrado de hace
3.500 millones de años, son lavas almohadilladas formadas bajo la presión del agua. Así que cuando el planeta tenía 1.000 millones de años, ya había agua en la Tierra.
En realidad, los geólogos creen que el agua apareció hace 4.400 millones de años, cuando la Tierra tenía tan solo 100 millones de años. Lo cierto es que ninguna roca de esa época ha llegado hasta nuestros días, pero sí diminutos cristales de Circón.
El Circón con contenido de Uranio, es uno de los cristales que ayudan a datar la edad de la Tierra, pero además pueden retener los rastros químicos de moléculas de agua y estos rastros están presentes en los Circones más antiguos.
Las Teorías
Todavía hoy el origen del agua sigue siendo un misterio.
Una de las teorías que se barajan postula que cuando la Tierra se formó por acumulación de materiales y su temperatura era extremadamente elevada, ya entonces se empezaba a enfriar formando una corteza tal como ocurre con la lava de los volcanes actuales.
Incluso entonces, el agua ya se empezaba a formar en su superficie brotando a partir de los gases de Dióxido de Carbono que emanaban de la actividad volcánica del interior del planeta. Este proceso habría desprendido vapor de agua, pero hay quien cree que no fue suficiente para cubrir toda la superficie.
La otra teoría es que la mayor parte del agua de la Tierra es de origen extraterrestre y que llegó traída por Cometas al estrellarse contra la superficie cuando ésta empezaba a solidificarse.
Y también hay quien cree que tampoco fue suficiente para cubrir toda la superficie.
La Tierra entonces y a pesar de que se enfriaba, era muy caliente, lo que provocó que el agua, tanto propia como ajena, se convirtiera en vapor que se unió al Dióxido de Carbono, formando así la primera atmósfera primigenia extremadamente espesa que lo cubrió todo.
Parece ser que Lo que ocurrió después, es que esta condensación desencadenó el mayor diluvio que ha sufrido la Tierra. Las tormentas azotaban la superficie rocosa y llovió durante millones y millones de años.
El resultado fue que cuando la Tierra contaba apenas 500 millones de años, el 90% de su superficie ya era un inmenso océano de color verdoso debido a su alto contenido en hierro.
La Tierra se había convertido en un mundo acuático con un cielo rojo debido al alto contenido en Dióxido de Carbono, una atmósfera tan densa que podía aplastar un cuerpo humano y temperaturas que superaban
los 93º centígrados.
Este mundo acuático, tóxico e inhabitable, duraría todavía en ese estado otros 500 millones de años hasta que de nuevo apareció la actividad volcánica, que formaría los continentes de Granito.
Lo más probable es que las dos teorías sobre el origen del agua se complementen y dado que apenas acabamos de empezar a comprender realmente la formación de la Tierra, es muy posible que la teoría definitiva esté aún por descubrir.