LA SOBERBIA BIPOLAR K.

La presidenta Cristina Fernández demostró, en lo que va de la campaña, una soberbia pocas veces vista que la lleva a no reconocer ningún tipo de límite. Por eso, el kirchnerismo no tiene tapujos en manipular la imagen del Papa en afiches electorales con total de lavar la imagen de su candidato títere e ignoto.
A su vez, la propia primera mandataria viola permanentemente la veda, instituida por la ley que el propio gobierno impuso, en una actitud de bipolaridad política que le permite borrar con el codo, lo que sus funcionarios escribieron con la mano.
En este escenario de esquizofrenia política, el gobierno nacional recurre a groseras manipulaciones para garantizar que haya impunidad y evitar que tanto la presidenta, como sus secuaces, puedan terminar tras las rejas después del año 2015.
Solamente en un país con una Justicia que responde ciegamente al interés político del gobierno de turno se puede dar el espectáculo grotesco de volver a foja cero uno de los mayores escándalos de corrupción de la era K como es la estafa cometida en la Fundación Madres de Plaza de Mayo.
Desde un primer momento, se puso de manifiesto que la investigación judicial, en mano del inefable Norberto Oyarbide, el juez más servil a poder político que existe en el país, era una farsa absoluta. Este magistrado, de vida licenciosa, ni siquiera imputó a Hebe de Bonafini, cuando es la principal autoridad de la fundación donde se cometió la estafa y tuvo al parricida Sergio Schoklender como su mano derecha durante años.
Ahora, con la decisión de la Cámara, Schoklender, Bonafini y su hija, sospechada de haberse enriquecido ilícitamente, podrán caminar con absoluta libertad, como si nada hubiese pasado. Para colmo, la causa quedará a cargo de otro juez amigo del gobierno, lo que allana el camino hacia la impunidad.
El juego de los K es un arma de doble filo. La manipulación de la Justicia se puede realizar siempre y cuando se maneje el poder. Pero el kirchnerismo ha ingresado en la cuenta regresiva. A medida que se acerque el año 2015, CFK y sus funcionarios irán perdiendo poder al no tener solución de continuidad. Por ende, quedarán expuestos ante el saqueo sistemático de recursos que vienen realizando desde hace más de 10 años, donde prácticamente han vaciado todas las cajas del Estado. En la Argentina, existe una megacorrupción que no solamente implica despilfarro de recursos, sino que también se cobra vidas. Así pasó con los siniestros de Once y Castelar donde los grande negociados en torno a los subsidios, terminaron dejando un servicio ferroviario paupérrimo, donde los miles y miles de pasajeros que todos los días se suben a un tren, en La Plata y en el área metropolitana, no saben si llegarán vivos a destino.
http://diariohoy.net/politica/la-soberbia-bipolar-13762
A su vez, la propia primera mandataria viola permanentemente la veda, instituida por la ley que el propio gobierno impuso, en una actitud de bipolaridad política que le permite borrar con el codo, lo que sus funcionarios escribieron con la mano.
En este escenario de esquizofrenia política, el gobierno nacional recurre a groseras manipulaciones para garantizar que haya impunidad y evitar que tanto la presidenta, como sus secuaces, puedan terminar tras las rejas después del año 2015.
Solamente en un país con una Justicia que responde ciegamente al interés político del gobierno de turno se puede dar el espectáculo grotesco de volver a foja cero uno de los mayores escándalos de corrupción de la era K como es la estafa cometida en la Fundación Madres de Plaza de Mayo.
Desde un primer momento, se puso de manifiesto que la investigación judicial, en mano del inefable Norberto Oyarbide, el juez más servil a poder político que existe en el país, era una farsa absoluta. Este magistrado, de vida licenciosa, ni siquiera imputó a Hebe de Bonafini, cuando es la principal autoridad de la fundación donde se cometió la estafa y tuvo al parricida Sergio Schoklender como su mano derecha durante años.
Ahora, con la decisión de la Cámara, Schoklender, Bonafini y su hija, sospechada de haberse enriquecido ilícitamente, podrán caminar con absoluta libertad, como si nada hubiese pasado. Para colmo, la causa quedará a cargo de otro juez amigo del gobierno, lo que allana el camino hacia la impunidad.
El juego de los K es un arma de doble filo. La manipulación de la Justicia se puede realizar siempre y cuando se maneje el poder. Pero el kirchnerismo ha ingresado en la cuenta regresiva. A medida que se acerque el año 2015, CFK y sus funcionarios irán perdiendo poder al no tener solución de continuidad. Por ende, quedarán expuestos ante el saqueo sistemático de recursos que vienen realizando desde hace más de 10 años, donde prácticamente han vaciado todas las cajas del Estado. En la Argentina, existe una megacorrupción que no solamente implica despilfarro de recursos, sino que también se cobra vidas. Así pasó con los siniestros de Once y Castelar donde los grande negociados en torno a los subsidios, terminaron dejando un servicio ferroviario paupérrimo, donde los miles y miles de pasajeros que todos los días se suben a un tren, en La Plata y en el área metropolitana, no saben si llegarán vivos a destino.
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