Qué maravilloso no ser nadie y que nadie espere nada de nadie.
Qué maravilloso no ser nadie, o ser nadie, como escribiste en una redacción de la universidad y la profesora subrayó en rojo porque "sólo los escritores pueden permitirse esas licencias".
Qué maravilloso ser nadie y permitirse licencias.
Qué maravilloso ser nadie y tener un lugar donde publicar lo que se te antoje, líneas en código que sólo él entenderá o declaraciones de amor o declaraciones de guerra o basura o la verdad o la mentira o aquello que allá era verdad y acá es mentira.
Qué maravilloso ser nadie y a veces sorprenderte dictándote con acento porteño. Y qué carajo importa si tu cabeza es un quilombo.
Qué maravilloso ser nadie y tener un lugar donde publicar lo que se te antoje y no publicar nada, o publicar nada, o a veces publicar el alma.
Qué maravilloso ser nadie y querer ser nadie.