Un estudio donde han participado investigadores de varias universidades europeas ha llegado a una llamativa conclusión:
somos más tontos que hace dos siglos.
Aunque era algo que ya intuíamos, resulta descorazonador verlo reflejado en una publicación científica.
Según el polémico informe que apareció en la revista Intelligence, los hombres y mujeres de la época victoriana eran más brillantes que sus descendientes actuales.
Una afirmación que se sustenta en una comparativa de los tiempos de reacción a estímulos visuales que se realizaron a ciudadanos desde finales del siglo XIX hasta los tiempos modernos.
Según los resultados, la velocidad de nuestros reflejos, que se considera una señal de la capacidad intelectual, ha bajado drásticamente.
Y con ella, la denominada inteligencia básica, esa que no está afectada ni por la educación ni por el ambiente.

