En vista de que el chino del sùper aumentó los precios, el libro que estoy leyendo tiene un personaje que me entiendo que hace allí, la birome se entrecorta y eso me obliga a remarcar cada palabra porque si hay manía que no me falta es la de que las palabras no se entrecorten por la chiflada birome gastada
y que la puta taza de café se me volcó sobre...
En vista de que mis entrañas se retuercen por el café tibio, y más y más y más determino que sólo son cosa de la imaginación,
de que no soy un autómata determinístico, simplemente
soy no-autómata, no-previsible.
En vista de que la fascinación es incompleta, las verdades separan las estructuras, en vista de que sigo puteando a la birome cuya tinta se entrecorta, y que el sonido de la pc es cada vez más misterioso.
En vista de todo eso, puedo llegar a deducir que las cosas serían un poco menos difíciles si fuese piedra-papel-tijera al mismo tiempo, enajenando todo juego perverso, invadiéndome de mí hacia mí, llegando al polo negativo donde converge todo lo positivo.
Podría deducir también que no hay refutación a dicha deducción, que la muerte lenta de la espuma del café no se asemeja a esta muerte lenta del mirar pasar el tiempo, buscando eso que perdimos, eso que no ganamos por haber sido autómatas finitos, y de sí haber sido afanosos, previsibles
y mezcla de tv, luz artificial y carpetas.
Podría deducir que me importa poco y realmente nada estas palabras entrecortadas, porque no las puedo no-mezclar; no son autómatas y no se arrepienten de no ser chino-entraña-birome-estructura-sonido.
Son, sino, sólo eso: palabras…acercadas al límite entre lo que éste tipo quiere decir y de lo que éste tipo está completamente negado a expresar.