Existe en la Física, un principio que se denomina Navaja de Occan, que afirma que siempre deberíamos tomar el camino más sencillo posible e ignorar las alternativas más complicadas, y, especialmente las alternativas que no pueden medirse nunca.
Si queremos seguir ese postulado, nos encontramos con un enorme problema, ya que, con esa máxima,
¿Qué hacen perdiendo el tiempo Witten y todos nosotros físicos y matemáticos con la teoría de supercuerdas?
Aquí tenemos un ejemplo claro de un principio que, al menos para mí, sólo es válido en ciertos contextos, sino experimentamos y teorizamos en cuestiones que, “de momento”, no son demostrables nos quedaríamos anclados en el tiempo del saber.
El físico Paul Davies se refirió una vez a ese tiempo futuro se tenga conseguida la unificación de todas las fuerzas:
” Podremos cambiar la estructura del espacio y del tiempo, atar nuestros propios nudos en la nada, y dar orden a la materia.
Controlar las superfuerzas nos permitirá crear y transmutar partículas a voluntad, generando así exóticas formas de materia.
Quizá seamos capaces incluso de manipular la dimensionalidad del propio espacio, creando extraños mundos artificiales con propiedades inimaginables. Verdaderamente seremos los señores del Universo.”
Es posible. Sin embargo, esos señores del universo, ya no seremos nosotros
Para que el sueño de Davies y muchos otros se pueda cumplir, tendríamos que poder dominar esas energías derivadas de la masa de Planck, o sea, la energía de Planck de 10-19 GeV, lo que supone disponer y “saber” manipular energías del orden de las que estaban presentes en la creación de nuestro Universo, surgió el Big Bang
¿Será por soñar!
Claro que no debemos fiarnos del potencial de nuestra imaginación. Los seres humanos han existido en este planeta quizá durante los dos últimos millonmes de años (consideramos ya hombres modernos) el rápido auge de la civilización moderna en los dos últimos siglos ha sido posible a que el crecimiento del conocimiento científico es exponencial; es decir, su tasa de expansión es proporcional a la que ya se conoce.
Cuanto más conocemos más rápidamente adquirimos nuevos conocimientos, de tal manera es así que cada 10/20 años, duplicamos lo que sabemos.
Ya he explicado en muchas de mis libretas como se produce este mecanismo, hay preguntas que ni podemos hacer, no tenemos los datos ni el conocimiento necesario para plantearla.
Así que, cuando adquirimos nuevos conocimientos hemos adquirido el poder de planterar nuevas preguntas que antes, por ignorancia, no sabíamos formular.
poder preguntar, antes tenemos que saber formular las preguntas
Suelo poner el ejemplo de las puertas cerradas. Hallar un nuevo conocimiento es como encontrar la llave para abrir la puerta detrás de la cual, se encuentran las respuestas a preguntas que habíamos planteado y de las que nadie tenía la respuesta. Sin embargo, cuando abrimos esa puerta cerrada,
¡Oh! sorpresa, nos encontramos con nuevas puertas cerradas que, en lo alto de sus dinteles tienen colgados letreros como:
Quiere esto decir que, por mucho que avancemos, siempre, siempre, encontraremos una puerta cerrada con algún letrero colgado de algo que no sabemos.
Acordarnos de lo que decía León Lederman, el premio de Nobel Física:
“En todas las casas de los Físicos, en el lugar más destacado, tendrían que tener colgado un letrero.
En él se pondría un sólo número: 137.
Así, cada vez que lo miraran, les recordaría lo que NO saben”
Ese es nuestro destino amigos, estamos condenados a seguir aprendiendo, es nuestra naturaleza, en nuestra genética tenemos gravada la curiosidad, esa fuerza misteriosa que nos obliga a preguntar, a querer saber, que nos obliga a continuar la búsqueda de los desconocido, nos empuja a desvelar los secretos de la Naturaleza, allí donde residen todas las respuestas, y, de esa manera, como decía aquel científico que mencionaba, llegaremos, no me cabe la menor duda, a dominar fuerzas del Universo que ahora, ni podemos imaginar.
De momento, el Universo que conocemos es el que nos permite “ver” la radiación electromagnética, la luz.
Sin embargo, cuando podamos leer los mensajes que nos envían las ondas gravitatorias de los Agujeros Negros y otros cuerpos masivos, entonces, conoceremos otra cara ahora desconocida de ese inmenso Universo que nunca dejará de sorprendernos.
Todas las disciplinas científicas nos son muy necesarias pero, la Física, merece un apartado muy especial, en ella están todas las respuestas que deseamos oír, y, es natural, siempre acompañada por las matemáticas, el lenguaje universal que se utiliza cuando las palabras dejan de tener la capacidad de expresar las complejidades de la Naturaleza.
La Física, con frecuencia se asocia a otras ramas de la Ciencia, y, mediante la energía que se generan en las estrellas dicha asociación se traduce en la unión de la física-química-biología que, finalmente, desemboca en eso que llamamos vida.
Esa maravillosa aventura que comienza en el elemento más ligero y que, en los hornos nucleares de los objetos estelares mediante transformaciones de fases, se van volviendo más y más complejos hasta llevar a niveles tan valiosos como para poder alcanzar (si llegan al medio adecuado) el estadio más alto que la materia alcanzar…¡La Consciencia!
Pitágoras nos decía:
“Todo es Física”.
La unión de la Física con otras ramas del saber nos ha traído y nos seguirá trayendo, muchas alegrías.
Nos aproximamos al siglo que, Albert Einstein nos legara su Teoría de la Relatividad General para incluir la gravitación en la estructura espacio-temporal. Uno de los aspectos más destacados de esta teoría es que el espacio deja de ser un simple contenedor de los fenómenos físicos para convertirse en un objeto dinámico, en el sentido que su geometría cambia conforme a los movimientos y distribuciones de masas y energía.
No solo eso, al tiempo físico le sucede algo similar, de forma que su transcurso depende de la distribución de masa y energía que determina la geometría del Universo y, a su vez, la geometría determina el movimiento de la materia y de la energía.
Antes mencionaba que llegaríamos a poder leer los mensajes de las ondas gravitatorias pero, la relativa debilidad de la gravedad es la causa de que las ondas gravitatorias tengan una amplitud relativamente pequeña y que su detección sea una empresa altamente complicada.
Ondas gravitatorias producidas por fuentes galácticas, como la colisión de dos estrellas de neutrones, inducen desplazamientos del orden del tamaño de un núcleo atómico o inferiores en un detector terrestre de un kilómetro de tamaño.
La gran ventaja que proporcionan las ondas gravitatorias es que por su débil interacción con la materia transportan información prácticamente incorrupta de las fuentes astronómicas que las generaron.
Está claro que el reto está, en saber construir los ingenios que puedan detectar y leer sus mensajes, y, cuando ese día llegue, conoceremos otro aspecto del Universo de desconocido.
El positrón es el beta +
el neutrino, n, escapa y el positrón, e+ (partícula similar a un electrón excepto que tiene carga positiva denominada positrón), se aniquila con un electrón,
e+ + e-, produciendo radiación gamma ( de corta longitud de onda).
El deuterio formado, H2, reacciona con otro núcleo de hidrógeno dando lugar a un isótopo del helio, He3, que contiene dos protones y un neutrón, cediéndose más energía en de rayos gamma,
Bueno, la Física nos ayudará a conocer mejor el Universo.
Acordarnos de aquella predicción de Wolfgang Pauli cuando propuso la existencia del neutrino para reconciliar los datos de la desintegración nuclear radiactiva con la conservación de la energía.
En una desintegración radiativa el núcleo atómico muta en otro núcleo diferente cuando un neutrón se transforma en un protón, que es un poco más ligero que aquel, y emite además un electrón:
¿Cómo pudimos llegar a saber que la predicción de Pauli era cierta?,
en aquel momento el mismo Pauli dudaba de que algún día se pudiera verificar tal cosa. Sin embargo, el neutrino se localizó y, de la misma manera, la Física nos dirá también donde está el Bosón de Higgs para perfeccionar el modelo estándar, y, otras muchas cuestiones que , nos parecen de otro mundo y que, sin embargo, están en este nuestro.
Nos hemos acostumbrado a observar el Universo con fotones de longitudes de onda muy diversas, ondas de radio a rayos gamma, pasando por la luz visible, ultravioleta o infrarroja. Hemos sabido desarrollar telescopios ópticos cada vez más sofisticados, el siglo XX en que se construyeron los primeros radiotelescopios y se pusieron en órbita los primeros satélites con telescopios de rayos X y rayos gamma.
Hoy en día cubrimos 20 órdenes de magnitud en las frecuencias de las ondas electromagnéticas.
Hemos podido acceder al Universo profundo, hemos podido captar con bastante precisión el fondo cósmico de microondas, emitido se formaron los primeros átomos en el universo, cuando éste tenía apenas 380.000 años.
La información que podemos extraer hoy en día del fondo de radiación es tan completa que nos ha permitido definir por primera vez un modelo cosmológico estándar, cuyos parámetros se conocen con una precisión muy elevada.
Detectando neutrinos
Claro que, no es la luz el único mensajero que nos trae información de los confines del Universo.
Desde hace una década también vemos el Sol en neutrinos gracias al Super Kamiokan de y, en el Polo Sur, tenemos telescopios de neutrinos muy energéticos que nos permitirán observar el interior de los objetos más violentos del universo, como las supernovas, gracias a que los neutrinos atraviesan la materia cargada que hay a su alrededor, que es opaca a la luz.
Con todo esto quiero significar que no existen límites, y, el ingenio y la imaginación de la máquina más compleja del Universo (solo necesita tiempo seguir evolucionando), nos llevará más allá de lo que, ahora, podemos imaginar.
Seguramente que, ni esa barrera infranqueable que supone la velocidad de la luz, podrá pararnos.
Alguna forma habrá de burlar ese muro, y, se me viene a la memoria eso que los físicos llamamos el salto cuántico, eso que ocurre cuando un fotón energético choca con un electrón que lo absorbe y, de inmediato, desaparece para simultáneamente aparecer en otro nivel sin haber recorrido la distancia existente entre el nivel de partida y el de llegada.
¿Por donde hizo el viaje?
En fin amigos, que la Física, seguramente será el arma más poderosa con la que cuente la Humanidad cuando le llegue el momento…de partir de la Tierra hacia otros mundos.