El sol pierde masa a razón de cuatro millones de toneladas por segundo.
El Sol es una estrella nada especial, salvo que está muy cerca de nosotros. No es ni muy grande ni muy pequeña, ni muy caliente ni muy fría.
¿Y qué es una estrella?
El Sol es una estrella nada especial, salvo que está muy cerca de nosotros. No es ni muy grande ni muy pequeña, ni muy caliente ni muy fría.
¿Y qué es una estrella?
Es una masa de gases hidrógeno y helio que desencadenan en su centro una reacción termonuclear, es decir, se transforma el hidrógeno en helio
( la misma reacción que se produce en una bomba de hidrógeno).
Veamos ahora cómo se forma una estrella.
Quienes han mirado el cielo a través de nuestros telescopios habrán visto alguna nebulosa, como por ejemplo la Gran Nebulosa de Orión.
Estas son concentraciones inmensas de gases hidrógeno (70%) y helio (27%) cuya temperatura es del orden de –260º C.
Pero con el transcurrir de millones de años las moléculas más alejadas del centro son atraídas por éste, así como en la Tierra si soltamos un cuerpo éste cae hacia su centro de gravedad.
Con el transcurrir del tiempo la concentración de átomos y moléculas en el núcleo de la nebulosa se hace mayor y la temperatura va aumentando debido a la presión de la capa de gases. Cuando estos llegan a una temperatura de diez millones de Kelvin (o Celsius) se produce la reacción termonuclear, transformándose el hidrógeno en helio.
Ha nacido una estrella. En la reacción que se produce en su centro hay una pérdida de masa de un 0,7%.
Esta masa se convierte en energía, tal como expresa la conocida expresión de Einstein.
Cuando un gramo de hidrógeno se transforma en 0,93 gramos de helio se liberan 50.000 kilovatios/hora.
El Sol pierde, por este procedimiento, cuatro millones de toneladas cada segundo, que se transforman en energía.
