
Aquella locura te examina, no juega,
se sienta al borde de la cama
y tapa todos los espejos
para que no veas
cómo los ojos se te vuelven mercurio
y las manos tiemblan fuera del cuerpo.
Aquella locura escatima sueño,
te dibuja pastillas en el paladar
y por fin olvidás
cómo se abren la puertas y ventanas.
se sienta al borde de la cama
y tapa todos los espejos
para que no veas
cómo los ojos se te vuelven mercurio
y las manos tiemblan fuera del cuerpo.
Aquella locura escatima sueño,
te dibuja pastillas en el paladar
y por fin olvidás
cómo se abren la puertas y ventanas.
Dejás que llueva adentro del cuarto
dejás que el vientorecorra tus venas
y te quedás despierto,
en plena vigilia.