martes, 3 de diciembre de 2013

EXPLOSIÓN ATMOSFÉRICA (32084)

Foto: EXPLOSIÓN ATMOSFÉRICA

La dilatación repentina del aire provoca una verdadera explosión con onda de choque como en una bomba. El ruido del trueno se produce al superar el aire dilatado y en expansión la velocidad del sonido, de la misma forma que un caza bombardero produce un ruido de explosión al superar la barrera del sonido. El aire dilatado casi inmediatamente se detiene frenado por el aire que lo envuelve. El chispazo se desplaza a un tercio de la velocidad de la luz, o sea a 100.000 kilómetros por segundo.

El ruido de los rayos solo se podrá escuchar si estamos a menos de 10 millas, de modo que esto nos puede ayudar a estimar la distancia a la que vemos una tormenta. Cuando está mas cerca, podremos conocer la distancia que nos separa de su centro contando los segundo que pasan desde que vemos el relámpago hasta que oímos el trueno. Por cada 3 segundos contados estaremos un kilómetro alejado de ella ya que el sonido se desplaza a solo 330 metros por segundo.

En las inmediaciones del rayo, el gas ionizado transmite el sonido a mucha mayor velocidad y por ello a menos de 500 metros del rayo, pensaremos que este ha caído más cerca de lo que en verdad ha sido, pues el sonido ha viajado en los primeros cientos de metros a muchísima velocidad.

La dilatación repentina del aire provoca una verdadera explosión con onda de choque como en una bomba. El ruido del trueno se produce al superar el aire dilatado y en expansión la velocidad del sonido, de la misma forma que un caza bombardero produce un ruido de explosión al superar la barrera del sonido.

 El aire dilatado casi inmediatamente se detiene frenado por el aire que lo envuelve. El chispazo se desplaza a un tercio de la velocidad de la luz, o sea a 100.000 kilómetros por segundo.

El ruido de los rayos solo se podrá escuchar si estamos a menos de 10 millas, de modo que esto nos puede ayudar a estimar la distancia a la que vemos una tormenta. Cuando está mas cerca, podremos conocer la distancia que nos separa de su centro contando los segundo que pasan desde que vemos el relámpago hasta que oímos el trueno.

 Por cada 3 segundos contados estaremos un kilómetro alejado de ella ya que el sonido se desplaza a solo 330 metros por segundo.

En las inmediaciones del rayo, el gas ionizado transmite el sonido a mucha mayor velocidad y por ello a menos de 500 metros del rayo, pensaremos que este ha caído más cerca de lo que en verdad ha sido, pues el sonido ha viajado en los primeros cientos de metros a muchísima velocidad.