El misterio más profundo… ¡Está en nosotros!
Cada día estoy más convencido de que, nuestras imaginación, es casi tan grande como el Universo mismo, y, si pensamos algo… ¡terminamos haciéndolo realidad! Bueno, si eso fuese así…, ¿cúántas realidades serían? ¡Esto es una locura!
¿Sabremos alguna vez cuál dónde reside la verdad?
¿No es todo esto tan extraño y complejo como la mecánica cuántica?
Claro que, seguramente no hemos caído en la cuenta de que, nuestro cerebro, también está cuantizado, ¡es parte del problema que estamos tratando de resolver!
¡Es todo tan complejo! ¡Sabemos tan poco!
No dejamos de hacernos preguntas transcendentales:
¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos?
Lo cierto es que nadie las ha sabido contestar nunca, toda vez que, nuestros conocimientos son limitados y nuestra ignorancia es infinita.
En la actualidad, nuestro conocimiento de la vida en ambientes arcaicos es a un tiempo frustrante y emocionante: frustrante porque tenemos muy pocas certezas, emocionante porque sabemos algo, por poco que esto sea.
Además, es es importante que en un momento dado de nuestra historia, fuésemos conscientes de nuestras carencias y limitaciones para comenzar ha plantearnos preguntas tales como: ¿qué clase de células vivían en tiempos remotos? descendemos nosotros de esa células primigenias surgidas del un proto plasma vivo?
Y, en última instancia, nos quedan preguntas importantes que realizar sobre… ¡tantas cosas!
¿Cómo pudo surgir la vida a partir de la materia inerte?
¿Cuál es el verdadero origen de la vida? ¿Será la mente el resultado final de la evolución de la materia?
¿Será cierto que nuestro Universo surgió de un gran estallido de un punto que contenía densidad y energías infinitas?
¿Quién puede contestar esas pregunta?
La vida fue el resultado de los mismos procesos químicos y físicos que formaron los océanos y la corteza continental de nuestro planeta. Nosotros (creo), junto con la inmensa diversidad de clases de vida que en la Tierra han sido y son en el presente, estábamos ya en las instrucciones que el Universo tenía impresas en la evolución de Gaia.
Sin embargo, la vida es muy distinta a todo lo demás porque puede experimentar evolución darwiniana.
La selección natural ha desempeñado un papel fundamental en la evolución de plantas y animales durante los primeros tiempos de la historia de nuestro planeta, pero también dirigió la evolución química que hizo posible la propia vida, y, esa evolución bioquímica de la materia para hacer posible la vida, se gestó, primero en las estrellas, más tarde en las explosiones supernovas que hicieron posible la transmutación de materiales sencillos en más complejos y, finalmente, en las Nebulosas donde se formaron nuevas estrellas y planetas que, cargados con estos materiales prebióticos, sólo tuvieron que esperar que, en algún planeta como la Tierra, situado en la Zona habitable de su estrella (el Sol) dejara que el Tiempo, con su transcurrir, hiciera el trabajo.
A grandes rasgos entendemos como pueden haber evolucionado las moléculas biológicas a partir de precursores simples presentes en la Tierra joven.
Sin embargo, sigue siendo un misterio cómo las proteínas, los ácidos nucleicos y las membranas llegaron a interaccionar de forma tan compleja hasta llegar a “fabricar” una “máquina” tan maravillosa como nuestro cerebro de cuyas funciones, simplemente conocemos una parte muy superficial y somos conscientes de que de él, del cerebro, surge la mente poderosa e imaginativa, creadora de ideas y pensamientos… ¡también sentimientos!
Si pensamos en cómo se pudo conformar el cerebro humano, una estructura de tal complejidad que, posiblemente, nada en el Universo se le pueda igualar, toda vez que, llegar a transiciones de fase que pasan por sucesos que parten desde la materia inerte y llegan hasta los pensamientos y los sentimientos…, no existe nada que se le pueda igualar (al menos que hasta el momento podamos conocer).
¿Conoceremos algún día la verdadera Historia?
Esperemos que, al menos, en su mayor parte sí. El tiempo transcurre inexorable y nosotros, seres conscientes, almacenamos las experiencias e incansables buscamos respuestas a muchas de esas preguntas que más arriba formulé. Vamos conquistando pequeñas parcelas del saber, y, poco a poco pero sin descanso, esas pequeñas verdades que hemos podido conquistar mediante la observación, el experimento y el estudio utilizando ese motor que llamamos curiosidad, se hace más y más grande y… ¡algún día!
No dejamos de buscar respuestas: El origen de la vida y del universo, el vacío, la materia, las fuerzas y las constantes fundamentales, sobre la posible existencia de otros universos…
En lo que al vacío se refiere, son muchos los conceptos que como vacío está en nuestras bocas y, podemos decir: “Se ha detectado un inmenso vacío en el Universo lejano”.
En la página de Astronomía Of The Day de la Nasa, con esa imagen de arriba, nos decían:
“¿Qué ha creado este gigantesco volumen vacío en el Universo?
Nadie está aún seguro. Es más: se sigue investigando incluso el tamaño del hueco, estimado en unos millones de años-luz.
El vacío no es un “agujero en el espacio” como podría serlo un agujero negro sino más bien una inmensa región del Universo en la que al parecer no hay
materia normal, o, al menos existe muy poca densidad de ella.
Sin embargo, se cree que el vacío puede contener energía “oscura” y es claramente transparente a la luz.
¡Como ésta, son muchas las muestras de ignorancia que reflejan nuestros actos y comentarios, vamos dando “palos de ciego” tratando de encontrar el camino que nos lleve hasta esa verdad que incansables buscamos en los distintos sectores del saber humano, del pensamiento, de las ideas que germinan en la filosofía y, cuando el camino es incierto, entran en el mundo inmaterial de la metafísica.
Así, hemos llegado a entender que el estado cuántico de vacío es aquel con la menor energía posible. Generalmente, ese vacío no contiene partículas físicas. Por ejemplo, el término “energía del punto cero” es usado ocasionalmente como sinónimo para el vacío cuántico de un determinado campo cuántico.
De acuerdo a lo que se entiende actualmente por vacío cuántico o “estado de vacío”, este “no es desde ningún punto de vista un simple espacio vacío”. , y otra vez: “es un error pensar en cualquier vacío físico como un absoluto espacio vacío.”
De acuerdo con la mecánica cuántica, el vacío cuántico no está verdaderamente vacío sino que contiene ondas electromagnéticas fluctuantes y partículas que saltan dentro y fuera de la existencia.
¿Podrían seres más evolucionados que nosotros y que nos estuvieran contemplando, ver a la humanidad como un grupo de partículas vivas que surgen y desaparecen con el transcurrir del tiempo?
No siempre “nuestro mundo”, coincide con el mundo
Nuestro cerebro es potente y tiene la capacidades “crear” su propio mundo, así pensamos que el mundo que vemos, oímos y tocamos es el mundo “real”, sin embargo, estaría mejor decir que es un mundo real humano, otros lo ven, lo oyen y lo perciben de manera muy diferente a la nuestra, así que, en nuestro propio mundo, para “ellos”, la realidad y el mundo es diferente, la que conforme sus propios cerebros con sus limitaciones.
No podemos ni comunicarnos con seres que comparten con nosotros el mismo planeta y, de la misma manera, nos veremos en un escenario parecido cuando nuestras capacidades aumenten y nuestro intelecto nos permita visitar otros mundos.
Encontraremos otros seres, de diversas morfologías y diferentes entornos en sus formas de vida, tendrán un desarrollo cerebral distinto y, a veces, ni sabremos que es lo que tienen (caso de las plantas y vegetales en general en nuestro propio mundo).
Otros, serán similares o muy parecidos a nosotros, humanoides basados en el Carbono que han desarrollado una inteligencia similar a la humana.
Lo que mí está muy claro es que, los mecanismos del Universo son los mismos en cualquier región del cielo, y, las estrellas y los planetas surgen en todas partes de la misma manera.
Y, si eso es así, sería lógico pensar que la vida podría estar presente en cualquier lugar adecuado, y, además, con muchas probabilidades de que sea más o menos tal como la conocemos, ya que, la nuestra, basada en el Carbono y el Nitrógeno (siempre en presencia de agua -ver trabajo que hoy acompaña a este), es la más natural dadas las características de estos elementos para unirse.
La historia de la vida en el Universo es otro ejemplo de complejidad superficial construida sobre cimientos de una profunda sencillez.
Actualmente la prueba de que el universo tal como lo conocemos surgió a partir de un denso y caliente (Big Bang) hace 14.000 millones de años, es poco discutida.
Los bloques de construcción básicos que emergieron del big bang fueron el hidrógeno y el helio, casi exactamente en una proporción de 3:1.
Todos los demás elementos químicos (excepto unos leves vestigios de unos pocos elementos muy ligeros, como el litio) han sido fabricados en el interior de las estrellas y dispersados por el espacio cuando estas se dilataron y expulsaron materiales (en algunos casos explotaron) en las últimas etapas de sus vidas formar bellas nebulosas de las que surgirán nuevas estrellas y mundos y…
¿Por qué no? ¡Nuevas formas de Vida!
Por Einstein sabemos cuáles son los límite con que podríamos recibir información en nuestro universo, la velocidad que c, es decir, la velocidad de la luz en el vacío espacial.
Que la velocidad de la luz era una constante sobrehumana fundamental de la Naturaleza.
También sabía el maestro que, en el proceso de nuevas teorías, la búsqueda de la teoría final que incluyera a otras fuerzas de la naturaleza distintas de la gravedad, daría lugar a teorías nuevas y cada vez mejores que irían sustituyendo a las antiguas teorías.
De hecho, él mismo la buscó durante los 30 últimos años de su vida pero, desgraciadamente, sin éxito, le faltaban parámetros que fueron descubiertos después de su muerte.
Ahora se ha llegado a la teoría de supercuerdas que sólo funciona en 10, 11 y 26 dimensiones y es la teoría más prometedora para ser la candidata a esa teoría final de la que hablamos los físicos.
¿Cuerdas?
Me parece que estoy confundiendo el principal objetivo de este trabajo y, me quiero situar en el tiempo futuro que va, desde los quarks de Gell-Mann hasta las cuerdas de Veneziano y John Schwarz y más tarde Witten.
Esto de la Física, a veces te juega malas pasadas y sus complejos caminos te llevan a confundir conceptos y momentos que, en realidad, y de manera individualizada, todos han tenido su propio tiempo y lugar.
Esta teoría tan avanzada es que ni podemos verificarla en nuestro tiempo, pertenece al futuro y la dejaremos por el momento para volver a los números puros de la Naturaleza.
El físico espera que las constantes de la naturaleza respondan en términos de números puros que pueda ser calculado con tanta precisión como uno quiera. En ese sentido se lo expresó Einstein a su amiga Ilse Rosenthal-Schneider, interesada en la ciencia y muy amiga de Planck y Einstein en la juventud.
Lo que Einstein explicó a su amiga por cartas es que existen algunas constantes aparentes que son debidas a nuestro hábito de medir las cosas en unidades particulares. La constante de Boltzmann es de este .
Es sólo un factor de conversión entre unidades de energía y temperatura, parecido a los factores de conversión entre las escalas de temperatura Fahrenheit y centígrada.
Las verdaderas constantes tienen que ser números puros y no cantidades con “dimensiones”, como una velocidad, una masa o una longitud.
Las cantidades con dimensiones siempre cambian sus valores numéricos si cambiamos las unidades en las que se expresan.
Mp = | (hc/G)½ = | 5’56 × 10-5 gramos |
Lp = | (Gh/c3) ½ = | 4’13 × 10-33 centímetros |
Tp = | (Gh/c5) ½ = | 1’38 × 10-43 segundos |
Temp.p = | K-1 (hc5/G) ½ = | 3’5 × 1032 ºKelvin |
Estas formulaciones con la masa, la longitud, el tiempo y la temperatura de Planck incorporan la G (constante de gravitación), la h (la constante de Planck) y la c, la velocidad de la luz.
La de la temperatura incorpora además, la K de los grados Kelvin.
Estos números infinitesimales definen el mundo cuántico y marcan el límite de nuestras actuales teorías.
Nunca hemos logrado ir más allá.
De hecho, cuando los científicos y los grandes matemáticos han querido ir más allá del Tiempo de Planck, conocer qué pasó en esos primeros momentos del Big Bang…
Nunca se logró, aparecen resultados sin sentido si pretendemos ir más allá de 10-43 segundos.
Según parece, el Tiempo que afecta a la vida de los seres vivos y de las cosas compuestas de materia -nada permanece y todo cambia-, están situadas en un plano distinto al que ocupan esas otras “cosas” que llamamos ¡constantes universales! y que son, las responsables de que nuestro mundo, nuestro universo, sea es.
Son aquellos parámetros que no cambian a lo largo del universo:
La carga del electrón, la masa del protón, la velocidad de la luz en el vacío, la constante de Planck, la constante gravitacional y también la magnética, o, la constante de estructura fina α.
Se piensa que son todas ellas ejemplos de constantes fundamentales de la Naturaleza.
Poco a poco, los científicos llegaron a apreciar el misterio de la regularidad y lo predecible del mundo.
Pese a la concatenación de movimientos caóticos e impredecibles de átomos y moléculas, nuestra experiencia cotidiana es la de un mundo que posee una profunda consistencia y continuidad.
Nuestra búsqueda de la fuente de dicha consistencia atendía primero a las leyes de la Naturaleza que son las que gobiernan cambian las cosas.
Sin embargo, y al mismo tiempo, hemos llegado a identificar una colección de números misteriosos arraigados en la regularidad de la apariencia.
Son las Constantes de la Naturaleza que, como las que antes hemos relacionado dan al Universo un carácter distintivo y lo singulariza de otros que podríamos imaginar.
Todo esto, unifica de una vez nuestro máximo conocimiento y también, nuestra infinita ignorancia.
¡Es todo tan complejo!
¿Acaso es sencillo y no sabemos verlo?
Seguramente, un poco de ambas cosas.
Pudiera ser que, ni todo sea tan complejo y que, nuestras mentes, aún no están preparadas para ver la simple belleza que subyace en todas las cosas del Universo, de la Naturaleza que, al fin las podemos comprender, a veces, incluso nos sorprendemos de la sencillez con la que el “mundo” se expresa. Una cosa es segura, la verdad está ahí, esperándonos.
Por ejemplo: Los campos magnéticos están presentes por todo el Universo. un diminuto (no por ello menos importante) electrón crea, con su oscilación, su propio campo magnético, y, aunque pequeño, se le supone un tamaño no nulo con un radio ro, llamado el radio clásico del electrón, dado por
r0 = e2/(mc2) = 2,82 x 10-13 cm, donde e y m son la carga y la masa, respectivamente del electrón y c es la velocidad de la luz.
Pudimos llegar a discernir eso y mucho más haciendo que la comprensión se abriera paso en nuestras mentes que, no por ello, dejaron de teorizar y de imaginar como sería el Universo y las reglas que lo rigen.
“La creciente distancia la imaginación del mundo físico y el mundo de los sentidos no significa otra cosa que una aproximación progresiva al mundo real.”El mundo que nosotros percibimos es “nuestro mundo”, el verdero es diferente, y, como nos dice Planck en la oración entrecomillada arriba, cada vez estamos más cerca de esa realidad, a la que, aunque no nos pueden llevar nuestros sentidos, si no llevarán la intuición, la imaginación y el intelecto que nuestra cerebro desarrolla conviertiendo en mente superior lo que sólo era “materia inerte”.