Me lo contó un pajarito -
En las antiguas Grecia y Roma se creía que los pájaros poseían características de percepción. Observaron que ante tormentas severas eran los primeros en evacuar las regiones, se les designó como conocedores del futuro.
Si recuerdas la leyenda de Rómulo y Remo (fundadores de Roma), ellos esperaron a ver 12 pájaros para fundar la ciudad, y los Augurios solían intentar predecir el futuro observando y leyendo el vuelo de los pájaros.
Así que de ahí viene usar esta frase cuando te enteras de algo "misteriosamente".
Ser o tener "sangre azul" -
Esta frase se cree que tiene origen en España.
Los nobles no trabajaban los campos y rara vez se exponían al sol, por lo cual mantenían una piel muy blanca, a través de la cual las venas (que se ven azules) se marcaban mucho más.
Sobra decir mucho más.
Aquí hay gato encerrado -
Durante el Medievo se usaban pequeñas bolsas hechas de piel de gato para guardar el dinero, y la gente las escondía bajo sus ropas para protegerlas.
Se cree que es de ahí de donde surgió la frase.
Uncle Sam (Tío Sam) -
Sí, hablamos del símbolo estadounidense, reconocido por el Congreso en 1961. Bueno, pues allá por 1812 durante la segunda guerra entre EEUU y Gran Bretaña hubo un inspector que se encargaba de proveedr al ejército de carne, su nombre: Samuel Wilson.
Los barriles que utilizaba para la salazón decidió marcarlos con las iniciales "U.S." (United States).
Los soldados, a modo de broma, lo interpretaron como Uncle Sam.
Mayday -
Los barcos y aviones, cuando se encuentran necesitados de ayuda, utilizan esta palabra para anunciarlo. No se trata más que de un anglicismo de la llamada de auxilio en francés "m'aider", de pronunciación similar.
En 1927 su uso fue aceptado por la Convención Internacional de Radio y
Telégrafo.
Dar gato por liebre -
A lo largo de la historia, la literatura universal ha estado plagada de ejemplos y alusiones.
Las posadas y hosterías han mantenido una mala fama en relación a la calidad de sus comidas.
Llegó a tal grado que comenzó a hacerse común que los comensales dudasen si realmente comían lo que el local les vendía, a tal punto que se volvió costumbre recitar un conjuro antes de comer, que decía algo como
"Si eres cabrito, mantente frío; si eres gato, salta al plato".