jueves, 9 de enero de 2014

Categoría de las fulguraciones.

Foto: Categoría de las fulguraciones.

Las fulguraciones solares (explosiones o llamaradas) tienen su propia clasificación. Esta clasificación depende de la cantidad de radiación X que han emitido. Esta clasificación tiene una letra B, C, M y X junto con una numeración con dos decimales. Cuando la numeración alcanza el valor 9.9 pasa a la siguiente letra (exceptuando en la clase X).
Cada letra indica un valor de emisión mayor. Por ejemplo la letra M indica que la fulguración es de menor intensidad de emisión de rayos X que la letra X. El mismo caso sería comparar una M5  en la cual sería menos intensa que una M6.5
El flujo de emisión de fondo de rayos X suele estar en valores B en condiciones tranquilas o cuando el Sol está en el mínimo del ciclo solar y suele estar más cercano a C cuando esté esta en situaciones de mayor inestabilidad o en el periodo del máximo solar.
Cuando se produce una fulguración, el valor de gráfica del flujo de rayos X aumenta de forma espontánea hasta alcanzar el momento flash de la fulguración para luego descender nuevamente a valores normales. El momento flash es como se llama al momento máximo de una fulguración. 
Hay dos tipos de fulguraciones, las rápidas y las de larga duración. Las rápidas el ascenso y descenso del flujo de rayos X es muy rápido (en cuestión de minutos) mientras que las de larga duración se emite mayor cantidad de radiación incluso hasta varias horas.
Estas emisiones de rayos X hacen que la ionosfera terrestre tenga alteraciones, provocando que las señales de radio que viajan por esas zonas puedan quedar interrumpidas temporalmente. Como mayor sea la fulguración, el efecto será más agravante. A todo ello una fulguración de categoría X bastante elevada, podría hacer aumentar los niveles de radiación en altitudes altas, como por ejemplo la altitud por donde viajan los vuelos comerciales polares.

Para finalizar, hay que tener en cuenta que una fulguración pequeña puede emitir una CME aunque de menor importancia. No hay que pensar que porque tengamos una fulguración de clase M3, no se haya producido CME posterior.

www.ccme.es

Las fulguraciones solares (explosiones o llamaradas) tienen su propia clasificación. Esta clasificación depende de la cantidad de radiación X que han emitido. Esta clasificación tiene una letra B, C, M y X junto con una numeración con dos decimales.

 Cuando la numeración alcanza el valor 9.9 pasa a la siguiente letra (exceptuando en la clase X).

Cada letra indica un valor de emisión mayor. Por ejemplo la letra M indica que la fulguración es de menor intensidad de emisión de rayos X que la letra X.

 El mismo caso sería comparar una M5 en la cual sería menos intensa que una M6.5
El flujo de emisión de fondo de rayos X suele estar en valores B en condiciones tranquilas o cuando el Sol está en el mínimo del ciclo solar y suele estar más cercano a C cuando esté esta en situaciones de mayor inestabilidad o en el periodo del máximo solar.

Cuando se produce una fulguración, el valor de gráfica del flujo de rayos X aumenta de forma espontánea hasta alcanzar el momento flash de la fulguración para luego descender nuevamente a valores normales. 

El momento flash es como se llama al momento máximo de una fulguración. 

Hay dos tipos de fulguraciones, las rápidas y las de larga duración.
 Las rápidas el ascenso y descenso del flujo de rayos X es muy rápido (en cuestión de minutos) mientras que las de larga duración se emite mayor cantidad de radiación incluso hasta varias horas.

Estas emisiones de rayos X hacen que la ionosfera terrestre tenga alteraciones, provocando que las señales de radio que viajan por esas zonas puedan quedar interrumpidas temporalmente.
 Como mayor sea la fulguración, el efecto será más agravante.
 A todo ello una fulguración de categoría X bastante elevada, podría hacer aumentar los niveles de radiación en altitudes altas, como por ejemplo la altitud por donde viajan los vuelos comerciales polares.

Para finalizar, hay que tener en cuenta que una fulguración pequeña puede emitir una CME aunque de menor importancia. 

No hay que pensar que porque tengamos una fulguración de clase M3, 
no se haya producido CME posterior.