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Cuando nos duele algo, el estómago o una muela, automáticamente nos llevamos la mano a ese lugar como si el simple contacto nos aliviara el dolor. De forma natural, sin darnos cuenta, aplicamos el fundamento del Reiki, una terapia milenaria japonesa para sanar a través de las manos. Las personas que lo practicamos aseguramos que es asombroso cómo funciona y muchas más afirman que ha cambiado su vida. Incluso la medicina convencional, siempre escéptica ante este tipo de técnicas alternativas y complementarias integradas, ya ha empezado a impartirlo en hospitales.
Reiki, que en japonés significa 'energía universal', consiste en canalizar a través de las manos una poderosa fuente de vibración, que está fuera, hacia uno mismo o hacia otras personas para sanar enfermedades físicas o sanar emociones. Además, cualquiera puede practicarlo o recibirlo, ya que no es un 'don' especial reservado a unos privilegiados, sino una técnica que se puede aprender.
Aunque esta práctica de canalizar energía tiene más de 3.000 años de antigüedad, cayó casi en el olvido hasta que fue rescatada en 1920 por el doctor Usui, un monje y catedrático japonés al que se considera el primer maestro Reiki.
Esta técnica parte de una tesis muy sencilla: que el ser humano es "todo energía", afirmación que comparte aspectos con la física cuántica. Reiki sostiene que cuando la energía se bloquea, por cualquier circunstancia, es cuando se produce una enfermedad. La imposición de las manos en la zona enquistada de energía sin circular, o sea, donde la energía ha quedado taponada, sirve para disolver ese 'nudo' que impide que la energía fluya y así devolver el equilibrio al organismo.
Reiki no sólo es compatible con cualquier tratamiento médico, sino que además actúa como complemento, ya que en ningún caso se recomienda suspender ninguna medicación para sustituirla con esta técnica. Además, está reconocida como terapia alternativa por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Reiki, que en japonés significa 'energía universal', consiste en canalizar a través de las manos una poderosa fuente de vibración, que está fuera, hacia uno mismo o hacia otras personas para sanar enfermedades físicas o sanar emociones. Además, cualquiera puede practicarlo o recibirlo, ya que no es un 'don' especial reservado a unos privilegiados, sino una técnica que se puede aprender.
Aunque esta práctica de canalizar energía tiene más de 3.000 años de antigüedad, cayó casi en el olvido hasta que fue rescatada en 1920 por el doctor Usui, un monje y catedrático japonés al que se considera el primer maestro Reiki.
Esta técnica parte de una tesis muy sencilla: que el ser humano es "todo energía", afirmación que comparte aspectos con la física cuántica. Reiki sostiene que cuando la energía se bloquea, por cualquier circunstancia, es cuando se produce una enfermedad. La imposición de las manos en la zona enquistada de energía sin circular, o sea, donde la energía ha quedado taponada, sirve para disolver ese 'nudo' que impide que la energía fluya y así devolver el equilibrio al organismo.
Reiki no sólo es compatible con cualquier tratamiento médico, sino que además actúa como complemento, ya que en ningún caso se recomienda suspender ninguna medicación para sustituirla con esta técnica. Además, está reconocida como terapia alternativa por la Organización Mundial de la Salud (OMS).