sábado, 14 de junio de 2014

Ese sutil recuerdo tuyo...


Mis parpados se abren perezosamente, atrayéndose el uno con el otro con una fuerza magnética invisible, los primeros rayos de sol que se cuelan por la ventana atraviesan mi retina cegándome por un momento, la felicidad inunda cada una de las fibras de mi cuerpo y una sonrisa delatadora se esboza en mi rostro.

 Estiro mis brazos y mis piernas sobre la nube en la que acabo 
de despertarme, mi nariz persigue el rastro de tu presencia ausente, buscando pruebas de que hace un momento estuviste ahí, junto a mi.

 Que sorpresa fue encontrar ese cabello sobre la almohada, 
tan lleno de ti!, tan solo y lejos de tu humanidad, como si su destino hubiese sido ser atesorado en mi cama
 y en la memoria de esta vida fugaz…