jueves, 3 de julio de 2014

Aquella magia...



El mago saca un conejo de su pequeña galera negra.

Ante el absoluto desinterés del público, saca otro del bolsillo de su saco.

Nadie parece maravillarse, nadie lo nota.

Saca un tercero, esta vez del infinito, de la nada.

Silencio.

El mago junta fuerzas, saluda y se dirige a la Estación en busca de 

nuevos horizontes, de nuevas aventuras.

Sabe que la magia sólo florece cuando es compartida.

Lo demás es cambiar de escenario y sacar conejos de lugares imposibles.

El encuentro es inminente.