viernes, 3 de octubre de 2014

Todo está conectado ...


Es casi imposible no caer presa de un cierto ánimo reflexivo durante los meses lluviosos del año, mientras el agua cae de manera monótona y sombría sobre el escenario de nuestras vidas.

 Es mucho lo que imaginamos ver en la caída inevitable de las gotas: nutrición para la planta que quizás cultivamos, obstáculos para la llegada a casa de ese ser querido, o el reflejo silencioso de nuestras propias vidas, también poseedoras de sus días grises y melancólicos.

Con todo lo que apreciamos a nivel estético en este fenómeno natural (o cualquier otro), resulta aún más sorprendente todo lo que se nos escapa, cuando fallamos en comprender el contexto mayor que nos otorga el conocimiento científico.

Para aquellos que encuentran gozo en observar más allá, cada gota que se estrella contra el cristal de la ventana es un pequeño vínculo con la belleza de un universo entero, actuando en los entretelones de nuestra experiencia diaria.

Todo está conectado.