jueves, 13 de noviembre de 2014

La esquizofrenia y los intestinos

La inflamación intestinal está vinculada con las principales enfermedades mentales.

Demos un paso atrás y pensemos durante un momento en la historia de la esquizofrenia. Hoy en día, en la era de la medicina especializada, los psiquiatras piensan en el cerebro como cuestiones "orgánicas" o la infancia, el estilo de vida y la personalidad a la hora de afrontar a los problemas. El péndulo ha ido oscilando entre los dos (afrontamiento vs patología cerebral) en una guerra psiquiátrica, más o menos, los tipos biológicos frente a los analistas de mentalidad psicodinámica. Una mejor comprensión del metabolismo funcional del cerebro está finalmente cerrando la brecha entre ellos, pero déjenme decir que, en los años de 1960 de la medicina académica nadie, excepto los radicales, relacionaban el intestino con la esquizofrenia. Simplemente no estaba en el radar.

Pero una vez que la torazina y los otros bloqueadores de la dopamina comenzaron a salir por las puertas de las grandes farmacéuticas, teníamos ya una teoría bien centrada en el cerebro donde las neuronas empezaban a estar fuera de control, produciendo la psicosis. Dado que las drogas como la cocaína y la metanfetamina aumentan la dopamina y pueden producir psicosis, y los bloqueadores de dopamina reducen la psicosis, todo el mundo andaba contento. Y entre tanto que un montón de otros neurotransmisores, como el glutamato, la serotonina, la acetilcolina y la histamina parecían estar relacionados, pues todavía resultaba una variación de la misma teoría, y uno sabe que si pudiéramos conseguir la combinación correcta de medicamentos para bloquear los adecuados neurotransmisores, tal vez podríamos vencer a esta cosa. La concepción de un espacio especial y protegido más allá de la "barrera hematoencefálica" conducía también a esa falta de pensamiento holístico.

Lo que olvidamos es que la esquizofrenia ha sido siempre una enfermedad de todo el organismo, con especial participación de los intestinos. La enfermedad celíaca tiene un vínculo especial con la esquizofrenia, y la autopsia en adultos con esquizofrenia, a menudo revela grandes cambios inflamatorios en el tracto gastrointestinal. Estas asociaciones llegaron a la literatura desde la década de 1920, antes de la aparición de los antipsicóticos. A día de hoy, es casi imposible separar los efectos de esta enfermedad de los posibles efectos de la medicación antipsicótica. Los antipsicóticos son conocidos por enlentecer la motilidad y probablemente afectan el sistema inmunológico intestinal mediante la reducción de la respuesta inflamatoria, tal vez incluso de la reducción de la permeabilidad intestinal. Curtis Dohan pensó que esto último podría en realidad ser parte de la acción terapéutica primaria de los antipsicóticos, en vez de toda esa fantasía del bloqueo de la dopamina en el cerebro.

¿Sabe usted que los médicos usan probablementte los viejos antipsicóticos y antidepresivos de moda, todos ellos con bastante impresionantes efectos gastrointestinales? Psiquiatras, neurólogos y gastroenterólogos. Reglan y phernerganson bloqueadores de dopamina, y químicamente no son tan diferente de los antipsicóticos como Haldol o torazina.

Piensa en lo radical de esta idea. ¿Los bloqueantes de dopamina mejoran los síntomas psicóticos mediante la reducción de la inflamación del intestino? Vale, es una linda teoría, pero a excepción de Dohan y Dickerson, tampoco es que haya habido tantísima buena gente trabajando en ello durante muchas décadas.

Así que, según el reciente estudio, "Gastrointestinal inflammation and associated immune activation in schizophrenia" (la inflamación gastrointestinal y la activación inmune asociada en la esquizofrenia) de Schizophrenia Research es más bien como un relámpago. Fue realizado en Sheppard Pratt / Johns Hopkins, por amor de Dios.

Aquí está el diseño. Se reunió un grupo de personas que desarrollaron esquizofrenia en los últimos 24 meses. Luego a un grupo de personas que han tenido esquizofrenia durante muchos años (media mayor de 20 años). Luego compararon a gente normal como controles reclutados de la comunidad. Estos controles normales de la comunidad estaban relativamente libres de enfermedad psiquiátrica determinados por una entrevista clínica estructurada (SCID), que es el estándar de oro (Estos pequeños estándares de oro supusieron un poco de trabajo extra, pero realmente hacen la investigación más robusta. Puede llevar una hora o más administrar un SCID). Luego, los investigadores verificaron el tema de los anticuerpos séricos al gluten, caseína, T. gondii, Saccharomyces cerevisiae y algunos otros insectos asociados con la esquizofrenia o los problemas intestinales, y calcularon los números. (Así pues, tenemos un estudio observacional, pero con una buena recopilación de datos y una vuelta de tuerca más en la que entraré más adelante). Los anticuerpos frente al S. cerevisiae del sistema (llamado ASCA) se utilizaron como un marcador de la inflamación intestinal (y se pueden usar para ayudar a diagnosticar la enfermedad de Crohn, por ejemplo).

Hay algunas vueltas y revueltas relacionadas con el sexo, pero, en su mayor parte, se encontraron que la gente con esquizofrenia de nueva aparición como los de hace tiempo tenían significativamente elevados los niveles de ASCA en comparación con los controles. Los altos niveles de ASCA correlacionados (en su mayor parte) con anticuerpos anti-caseína y anti-gluten, lo que tiene sentido. Si uno tiene una inflamación intestinal, entonces las proteínas de caseína y gluten podrían filtrarse en el sistema, y el sistema inmunológico empezar a atacarlos. Dado que el gluten y la caseína podrían ser neuroactivos (y tal vez neurotóxicos), conformarían otra parte de la patología de la esquizofrenia (y del autismo, etc.). Los niveles ASCA no estaban significativamente correlacionados con los anticuerpos anti-gluten y anti-caseína en el grupo de control, lo cual es interesante.

Traducción: la gente con esquizofrenia tiende a tener marcadores de intestinos inflamados y tienen reacciones a las proteínas de los alimentos comunes como el trigo, los productos lácteos, el gluten y la caseína.

Vale, pero hay una confusión importante. Todas estas personas con esquizofrenia fueron reclutadas de la Universidad Johns Hopkins, y casi todos ellos serán medicados. El medicamento podría formar parte de algunos de estos efectos inmunes e inflamatorios. Los investigadores pensaron en ello, y se diseñó un segundo experimento con una segunda cohorte de pacientes con esquizofrenia no medicados comparándolos con los esquizofrénicos de reciente aparición en Alemania medicados. Esos esquizofrénicos de reciente aparición no medicados tenían unas medidas de 1,5X de ASCA en los esquizofrénicos de reciente aparición medicados que la misma cohorte alemana.

Y, atando todo esto, junto con otras asociaciones entre infecciones y la esquizofrenia, los pacientes de nueva aparición tenían anticuerpos positivos significativamente mayores para la T. gondii que la gente de los controles.

De esta manera, hemos encontrado que las personas con esquizofrenia tienen un mayor nivel de inflamación intestinal y anticuerpos al gluten y la caseína que los de control. ¿Podrían estas vulnerabilidades empezar de alguna manera en el cerebro? ¿O acaso se inicia el problema con el intestino, la activación inmune y los venenos sistémicos (fragmentos de alimentos neuroactivos e infecciones) acelerando un deterioro inflamatorio del cerebro en los genéticamente vulnerables? ¿Funcionan los antipsicóticos por ser anti-inflamatorios del intestino, por disminuir la activación de la dopamina del cerebro, por ambos, o por ninguno?

Todas estas preguntas son sumamente interesantes. Hay tanto que no sabemos, y tantas formas posibles que podrían ser de utilidad para aquellos que sufren de esta importante enfermedad mental.


- Copyright Emily Deans, M.D.
- Ilustración, esquizofrenia.
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