lunes, 29 de diciembre de 2014

Ser albino en África...


El albinismo no es más que una rara condición genética caracterizada por la ausencia congénita de pigmentación de ojos, piel y pelo en humanos y animales. Es hereditario y aparece con la combinación de dos portadores del gen recesivo.

Aunque pueden presentar problemas serios de visión y la piel blanca de los que lo de padencen debe protegerse de la luz solar para evitar quemaduras o desarrollar algún tipo de cáncer de piel, en líneas generales, los albinos pueden llevar una vida normal.

Pero hay ciertos lugares en los que ser albino puede costarte la vida, descubre una dura historia de ignorancia, increíbles supersticiones y prejuicios sociales, que han convertido a los albinos de África en víctimas de asesinatos, rituales de magia y comercio de cuerpos.

Como un punto blanco sobre un fondo oscuro, el albino africano destaca entre la población. Vivos son repudiados y considerados malditos; muertos en cambio valen su pero en oro.

Son un tabú y una maldición para las familias que los dan a luz. Socialmente se les considera menos que humanos, y son llamados hijos del diablo, ”zeru-zeru” o fantasmas.

Según ciertas supersticiones africanas, estos “fantasmas” son gafes en vida y personas malditas; pero su cuerpo muerto atrae la buena suerte y es un poderoso talismán capaz de evitar la muerte. Por ello en zonas rurales de Tanzania es frecuente el asesinato de albinos para comerciar con partes de sus cuerpos, manos, dedos, órganos sexuales, lenguas, pelo y piel para elaborar conjuros y elixires.

En los últimos meses docenas de ellos han sido asesinados y partes de sus cuerpos acaban en un macabro contrabando alimentado por el fetichismo y la superstición.

Tanzania posee una concentración de albinos 15 veces superior al promedio mundial, 270.000 albinos aproximadamente. Los científicos no han podido dar una explicación certera del porqué, pero parece que hay al menos un par de razones para este fenómeno.

En primer lugar, existe el efecto “fundadores”. Los científicos creen que Tanzania y África Oriental puede ser la cuna de la mutación genética que crea el albinismo.

En segundo lugar, los albinos son tratados como parias de la sociedad, y debido a la discriminación y la exclusión social, las personas con albinismo tienden a casarse entre sí, lo que aumenta la probabilidad del albinismo como herencia. Marginando, castigando y hacinando a personas por culpa de un incomprensible racismo por falta de melanina en la piel, una discriminación injusta y poco racional.

A pesar de que los asesinatos de albinos se presentan en una docena de países africanos, desde Sudáfrica a Kenia, son mucho más frecuentes y violentos en Tanzania. Más de 100 albinos fueron atacados violentamente en el país en los últimos años, 71 personas murieron y 31 escaparon, aunque la mayoría resultaron mutilados de un modo u otro.

Los ataques son tan descarados que el gobierno abrió escuelas internas para que los niños albinos pudieran vivir protegidos dentro de los recintos. Pero nadie es capaz de proteger a los albinos adultos, los cuales son cazados como animales.

Tras ser repudiados por sus familias, criados en régimen interno por seguridad y sobrevivir a una infancia llena de penalidades, los albinos regresan al mundo real una vez alcanzada la vida adulta.

Una sociedad terrorífica y en la que deben soportar todo tipo de vejaciones. Según cuenta el joven albino Alfred Kapole, ”cuando la gente nos ve por la calle nos llama “dinero”, “negocio” o “zeru-zeru”, que significa animal del bosque. Es terrible. Es como si no fuéramos humanos”.

Los que consiguen sobrevivir en este ambiente tan hostil, son obligados a trabajar bajo las duras condiciones del Sol africano, llegando irremediablemente a enfermar de cáncer de piel.

Su piel y sus ojos son particularmente sensibles a la luz ultravioleta, y el duro Sol africano provoca que casi el 60% de ellos se queden sin visión entre los 16 a 18 años, y que en el mismo porcentaje desarrollen algún tipo de cáncer de piel antes de los 30.

Además se calcula que aunque el promedio anual sea de unos cien asesinatos, sólo unos pocos son denunciados, ya que muchos de ellos se hacen con la complicidad de médicos, comunidades y familias. Las autoridades creen que desde los años ochenta han perecido más de tres mil por estos crímenes, cometidos con lanzas y machetes.

El gobierno de Tanzania ha lanzado una campaña para recaudar fondos con el fin de ayudar a persuadir a las comunidades para que abandonen viejas creencias y dejen de atacar a los albinos.

Se han compuesto nuevas canciones populares a favor del albinismo, e incluso se ha construido un monumento que muestra a un padre pigmentado llevando en hombros a su hijo albino mientras que una mujer pigmentada le pone al niño un sombrero para protegerlo del sol.

El gobierno ha tomado cartas en el asunto y ha endurecido las penas para los delitos de odio, discriminación y asesinato de albinos en Tanzania. El Ministerio de Educación de Tanzania ha proporcionado una introducción al albinismo a maestros de escuelas públicas y profesores universitarios, para que se adapten a sus deficiencias visuales. Y el año pasado, la Liga Internacional de Sociedades Dermatológicas comenzó a ofrecer prendas de vestir, sombreros y protector solar para proteger de la luz solar a los albinos en África oriental.

Por fin en 2009, Tanzania vio el primer juicio contra los asesinos de un albino. Tres hombres asesinaron a un niño albino de sólo 14 años de edad, los descuartizaron y vendieron en pequeños pedazos como medicina. El tribunal condenó a los delincuentes a muerte en la horca.

La Tanzania más horrible continua haciendo del miedo su firma. Como los asesinatos están siendo perseguidos, los brujos y cazadores se han vuelto más despiadados y ahora, “sólo” cortan sus miembros.

De esta forma, incluso si el delincuente es capturado, será capaz de evitar la pena de muerte y enfrentarse a penas de tan sólo 5-8 años por lesiones corporales graves.

En los últimos tres años, al menos 90 albinos fueron atacados, resultando gravemente heridos y con algún miembro amputado, 3 de ellos murieron irremediablemente por las heridas producidas.

Frente a esta dura realidad, los albinos optan por escapar, y se estima que al menos 10.000 albinos de África oriental han tenido que desplazarse. Sin embargo el mercado no deja de crecer, los brujos y cazadores les persiguen en su huida, para asesinarlos o mutilarlos y comerciar con pociones y otros objetos fabricados con sus huesos, pelo y pieles.

Un negocio sucio, horrible y lucrativo, ya que en Tanzania, donde la renta per cápita anual en 2010 era de 442 dólares americanos, una extremidad de albino se pagaba a 2.000$, llegando a alcanzar hasta los 10.000$ actualmente.