viernes, 6 de febrero de 2015

El diablo en el campanario...



«Presten mucha atención al siniestro tic tac que proviene del campanario. 
Según cuenta una antigua leyenda, hace ya innumerables años, aquí, en Vonder-Votteimittiss, el tiempo fue alterado a capricho por el mismísimo diablo. 

Pues bien, desde aquella ocasión, ya no son doce, sino trece, las campanadas que suenan cada mediodía en el gran reloj de siete esferas. 
Se cree que fue aquel drástico cambio en el ritmo vital de los habitantes lo que causó su envejecimiento prematuro y, con él, la total desaparición de la población autóctona.


¿No resulta escalofriante?
Pero, atentos, son ya casi las doce en punto. ¡Acérquense,…»


Cuando apenas quedaban décimas de segundo para el mediodía, el reloj 
se detuvo momentáneamente. 
Un instante repleto de silencio. 

La manecilla comenzó a girar inapelable, esta vez en sentido contrario.

«…esneuqréca y somehcucse sus sadanapmac!»
Y nadie, nadie excepto el hombrecillo rojo que acecha tras las colinas, entiende desde entonces el complicado lenguaje utilizado por los allí presentes.