lunes, 23 de febrero de 2015

EL GRAN ATRACTOR Y EL SUPERCÚMULO DE SHAPLEY

Durante el auge de la carrera espacial en la década de los 60 y 70, se desarrollaron numerosos proyectos en pro de la exploración del cielo profundo y la radiofrecuencia.
En 1973, tras una serie de mediciones realizadas por varios radiotelescopios, fue detectada una pequeña anomalía en relación con las trayectorias de movimiento de nuestra galaxia y nuestra vecina Andrómeda.

Hay que tener en cuenta que del mismo modo que la Luna gira alrededor de la Tierra, ésta lo hace alrededor del Sol, que tan sólo ocupa una microscópica fracción de una galaxia pequeña llamada Vía Láctea y que viaja en bloque junto a otras 30-40 galaxias más, formando un pequeño filamento o racimo de la galaxias (también denominado “clúster”), al cual nombramos como Grupo Local.

Este sector aislado, que es nuestro entorno más cercano, viaja a través del universo a una velocidad de 600 kilómetros por segundo, hacia otro cúmulo mucho más masivo, el de Virgo. Esta velocidad representó un problema interesante para los científicos, pues la velocidad de movimiento del Grupo Local no terminó cuadrando. 
Teniendo en cuenta la masa de Virgo y también la atracción gravitacional que, según esta masa, se debía ejercer sobre nosotros, se llegó a la conclusión de que nos mudamos mucho más rápido de lo esperado.
shape=(5000,5000)

¿Y qué es lo que atrae rápidamente el Grupo Local y, por ende, a la Vía láctea? Indudablemente, el cúmulo de Virgo, con más de 2.000 galaxias, tiene una gran influencia gravitacional sobre nosotros, pero no es el único foco de atracción.

En 1979, gracias a más investigaciones, una serie de radiotelescopios coordinaron sus datos, para centrarse en esa región del espacio donde se producían las mayores anomalías y desviaciones en los cálculos orbitales. Utilizando los parámetros del efecto Doppler, concluyeron que la mayoría de los objetos, ya fueran nebulosas o galaxias cercanas, se movían en el espectro rojo de la imagen, lo cual significaba que se estaban alejando de nosotros debido a la expansión del universo.
En 1987, mientras otra nueva y modernizada generación de telescópios observaron la zona que hoy en día conocemos como el Gran Atractor, se dieron cuenta que los racimos y súper cúmulos de galaxias cerca de esa zona, sufrían una extraordinaria concentración de materia que contrarrestaba la naturaleza de la expansión universal, por lo que la gravedad predominaba sobre cualquier otra fuerza. Todos los cuerpos cercanos se veían afectados por el efecto de un tirón gravitacional mucho más grande que cualquier otro objeto conocido en el cosmos.
Finalmente, dos años más tarde, en 1989, gracias a los parámetros registrados por el satélite de la NASA “COsmic Background Explorer” (COBE), fue posible deducir la intensidad de la radiación cósmica de fondo, es decir, la energía remanente del Big Bang (en la actualidad estimado en 2,735ºK). 
Gracias a este valioso dato, se confirmó que la dirección del Grupo Local y todas las galaxias que lo componen, no se podían estimar simplemente mediante el cálculo de la relación entre la gravedad y la repulsión de los objetos que lo componen, sino que había una estructura más grande en el universo tirando de ellos, y por lo tanto, esto influenciaba en sus trayectorias individuales, haciendo que algunos de ellos se reflejaron en el espectro azul del Doppler.
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* En la foto podemos ver la distribución actual del Grupo Local – en verde en el centro de la imagen al lado de nuestra galaxia-. También vemos la relación gravitacional generada por el Gran Atractor y el cúmulo de Virgo con respecto a nosotros. Las líneas blancas representan la dirección momentánea de los clústers) 

Durante los años siguientes, se establecieron las coordenadas celestes de nuestra galaxia en relación con las de nuestra vecina Andrómeda y todo el Grupo Local. Con el paso del tiempo, las investigaciones al respecto se amplificaron y gracias al aumento de la calidad de la exploración espacial, era posible fijar la posición de los racimos o superclústers más cercanos a nosotros y también cuantificar su influencia directa en nuestro sector.
Cerca de la zona del Gran Atractor, (que se estima que mide varios miles de galaxias y situado a una distancia entre 150 y 250 millones de años luz de nosotros), existe una de las estructuras más grandes conocida de filamentos galácticos/superclústers compuestos todos por miles de galaxias. 
Es el cúmulo de Virgo, que junto con racimo de Centaurus y la Osa Mayor, componen el “Virgo súper clúster”, en el cual en un pequeño rincón marginado se encuentra el Grupo Local.
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 filamentos galácticos o clústers. 

Hoy en día todavía no está claro cuál es el origen y la razón de esta distorsión en el espacio que ha logrado concentrar tanta fuerza gravitacional.
 Sólo el cúmulo de Virgo está compuesto por más de 2.000 galaxias, mientras que la fuerza gravitacional que ofrece que el Gran Atractor es de más de 10.000 galaxias (como la Vía Láctea).
Aún que varias teorías proponen el cómo pudo generarse esta región, nadie sabe lo que sucede dentro de la misma, como tampoco se entiende por qué motivo una zona tan relativamente pequeña, puede llegar a atraer y concentrar tantos racimos de galaxia enteros, aunque, increíblemente, el Gran Atractor no es el mega-cúmulo más masivo conocido.

Es el gran supercúmulo de Shapley quien se lleva el honor de ser la estructura más grande conocida en el universo, es aproximadamente 4 veces más masivo que el Gran Atractor, con un total de más de 220 filamentos galácticos y con un tamaño de aproximadamente 4.000 veces nuestra galaxia, todas ellas más de 650 años luz lejos (en coparación con los aprox 200 del Gran Atractor).

Las primeras teorías que aparecieron afirmaron que cuando uno o más agujeros negros colisionaron durante sus órbitas, podrían generar este tipo de deformaciones en el tejido espacio-temporal. También se especuló sobre si podrían ser zonas propensas al desarrollo de los agujeros de gusano.

 En cualquier caso, sus enormes fuerzas de atracción generan bloques de racimos entretejidos por filamentos de galaxias, que dan lugar a la aparición de estructuras tridimensionales enormes con miles de millones de galaxias orbitando juntas. Gracias a esta potente fuerza de atracción, hacen que mantengan una consistencia y que todo el material no se disperse hacia el infinito debido a la fuerza de expansión remanente del Big Bang.

Estas estructuras generan cúmulos de galaxias interconectadas en filamentos de polvo y gas para formar grandes ejemplos de diferentes tipos de “Laniakea” a gran escala.


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* En esta imagen hemos marcado con un círculo verde del Gran Atractor, en amarillo la “zona vacía”, y con un recuadro en rojo los nombres mencionados a lo largo de este artículo.  //  

La mayor paradoja al estudiar el Gran Atractor o el súpercluster de Shapley, es que están ubicados en una dirección muy cerca del centro de nuestra Vía Láctea (desde nuestro ángulo de visión de la tierra), así que es nuestra propia galaxia que nos dificulta la visión del espacio. (Véase lo que es: ”la zona vacía”)
Se considera que de estos espacios, nos llegan solamente 1 de 1.000 fotones, así que es difícil de estudiar el origen de tal magnitud gravitacional. 
Esperamos que con los años podamos solucionar el misterio de su origen, pero si algo está claro, es que estas grandes estructuras de filamentos y galaxias deben ser unas de las más antiguas del universo, de ahí la importancia de su estudio.
Dado que es un cuerpo sin una forma geométrica convencional, y más que un cuerpo es un pliegue espacio-temporal, no hay forma de retratarlo visualmente.
 
Tal vez si usamos nuestra imaginación (y un buen computador), se pueden recrear impresiones artísticas que simulen una gran masa cargada de estrellas con órbitas alocadas y sin rumbo, colisionando y dando forma a la gran estructura que generan:

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