lunes, 22 de junio de 2015

Ella...


A veces me visita, se sienta frente a mí
y me mira silenciosa.
Yo esquivo como puedo la punzada de sus ojos,
trasteo con las cosas, hago ruido con ellas,
las cambio de lugar.
Pongo música, la radio, enciendo el televisor,
abro las ventanas, en un intento vano de escapar.

Ella espera paciente, como una madre
el regreso del niño que escapa del baño.
Al final sus ojos son tiernos,
me mira risueña y las manos cruzadas
 se parecen a las mías.
Así que acabo por sentarme
y compartimos el silencio.
A la tristeza no le gusta estar sola.