viernes, 7 de agosto de 2015

Tablas...


El campeón de ajedrez llegó a la habitación 404, la noche antes del campeonato, y no la encontró ordenada a su gusto. 
Trató de cambiarla, pero no fue posible.
 Contrariado, minutos después se dormía sin cenar. 
De madrugada estuvo soñando con la partida. 
Apertura española, respuesta clásica. Salida de caballo, réplica.
 Avance de peón… Y entre movimientos y movimientos se bloqueó. 
Miró a los ojos de su adversario, luego al tablero y… ¡La derrota!

A la mañana siguiente, al despertarse, en su teléfono móvil descansaba un mensaje noctámbulo de Illescas proponiéndole tablas y, como es lógico, 
le contestó que sí.