La historia de la humanidad abunda en hechos sorprendentes que, aunque parezcan inventados por algún bromista, son totalmente reales y tuvieron lugar sobre la faz de la Tierra en algún momento u otro.
En la Edad Media las prótesis dentales se hacían con dientes extraídos a soldados muertos.
El general mexicano Antonio López de Santa Anna organizó un pomposo funeral para su pierna, que le fue arrancada en una explosión en septiembre de 1842.
Ibrahim I, que encabezó el Imperio otomano entre 1640 y 1648, ahogó en el agua a una concubina que le había traicionado. Se cree que las casi 300 mujeres que formaban su harén murieron de esta manera.
En el Antiguo Egipto los funcionarios se untaban con miel para atraer a las moscas que de otra manera podrían molestar al faraón.
Hasta el siglo XVIII los animales en Europa podían ser considerados responsables penalmente.
A principios del siglo XX muchas compañías tabacaleras utilizaban imágenes de médicos para publicitar sus productos.
Durante la rebelión de An Lushan en China, en el año 755, murieron cerca de treinta millones de personas, lo que en ese momento suponía casi una sexta parte de la población mundial.
Al comienzo de la Primera Guerra Mundial la Fuerza Aérea de Estados Unidos contaba con solo 18 pilotos.
En 1896 Gran Bretaña y Zanzíbar entraron en una de las guerras más efímeras de la historia: duró 38 minutos.
Desde los días de la Segunda Guerra Mundial los tanques británicos están equipados con todo lo necesario para la preparación del té.
En 1980 Saddam Hussein recibió las llaves de la ciudad estadounidense de Detroit.
En los últimos 3.500 años solo ha habido 200 de paz absoluta.
El 70% de las guerras más sangrientas del mundo han tenido lugar en China.
En el Antiguo Egipto al morir un faraón su cuerpo era enterrado junto con todos sus siervos vivos.
La ciudad de Cayo Hueso, en Florida, se independizó de EE.UU. Acto seguido declaró la guerra a Washington y automáticamente se rindió y pidió 1.000 millones de dólares de ayuda extranjera.
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